Presupuesto del Estado

Rodrigo Contero Peñafiel

Los economistas señalan que el presupuesto del Estado debe manejarse como el de cualquier hogar, donde los egresos deben armonizar con los ingresos, para evitar el déficit, endeudarse o tener dificultades financieras. Es lo razonable. Luego de una década de endeudamiento, deshonestidad, despilfarros, viveza criolla, atracos a los fondos públicos, cuya investigación y descubrimientos continúan, el país debe enfrentarlo con decisión y coraje.

Si hay que rehacer el presupuesto del Estado para el próximo año, hay que hacerlo; así resulte duro y difícil para el Gobierno y la población, especialmente en sectores que se encuentran con problemas financieros.

Los recortes deben realizarse sin ninguna duda. No podemos funcionar sin presupuesto; sin embargo, es hora de detenernos a meditar en la necesidad de seguir manteniendo o no una administración pública lenta, ineficaz, inepta, indolente, con duplicidad de funciones, como la que está concebida a partir de la Constitución de Montecristi.

A corto plazo hay que reducir los gastos operativos del Gobierno que no se justifican, por ejemplo: eliminar más de treinta mil vehículos oficiales con chofer; la gran cantidad de guardaespaldas que llevan funcionarios entre sus domicilios y oficinas para luego ocuparse de la familia; vender, traspasar o suprimir las empresas del Estado que producen pérdidas, hay que mantener y crear solo los puestos de trabajo necesarios; reducir el número de beneficiarios del bono de la pobreza que ante la falta de políticas complementarias, incentiva la mendicidad.

A largo plazo, consultar al pueblo si eliminamos entre otros: al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, al Consejo de la Judicatura, amarga experiencia del populismo ecuatoriano, utilizado en ocasiones por el poder ejecutivo para incidir en el poder judicial; hay que reducir el número de asambleístas y también sus salarios, viajes y prebendas. Con estas alternativas funcionaría mejor el Estado y evitaríamos padecimientos económicos.

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