El tiempo es para la vida

Mariana Velasco

Vivimos un menoscabo de derechos y dignidad, como consecuencia de reiterados errores de un pueblo, al elegir a falsos redentores que venden engañoso bienestar y cuyos súbditos, los defienden hasta el fanatismo. Untados de teflón, flotan en el océano de la democracia. Época de signo trágico.

Muchos usan la política como una ambición subalterna para satisfacer un ego o como vía para enriquecerse. Si quieren hacer política honesta encausada para trabajar por la prosperidad del país, su participación se la debe analizar con un enfoque positivo y constructivo.

Hay crisis de liderazgo. El líder hace sacrificios personales, carece de tiempo para cubrir topos, debe ser impoluto para ser creíble y gozar de respeto. De su movimiento o partido político se demanda decencia y coherencia ideológica e intelectual.

Los políticos no consideran que el tiempo es para la vida y la vida es para el tiempo, porque la vida ciudadana se mide en los derechos, beneficios colectivos, generación de fuentes de empleo y obras. Los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años, cuentan. Pueden escoger el tiempo, deben llegar a tiempo.

Fueron elegidos para trabajar y servir, lo que implica usar el tiempo terrenal de forma óptima. Si no lo hacen, se agota y no hay forma de recuperarlo. Dista del tiempo eterno, qué como río fluye y se funde en el mar para con la fuerza de su unidad, convertirse en la vastedad ilimitada.

Un líder no se consolida porque tiene o tuvo dinero para la campaña electoral sino por hacer planteamientos y soluciones correctas y acertadas para el momento que vive el país. Si los gobernantes trabajaran para garantizar una vida digna y segura a sus gobernados, ningún compatriota escaparía en una travesía llena de peligros y violaciones de sus Derechos Humanos.

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