Con piedras y sus manos pulió su destino

Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
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Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
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Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Maquinaria. Estas máquinas que usan discos de diamante cortan el material en partes más pequeñas para trabajarlo.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Taller. El lugar de trabajo de Armando Montenegro se localiza en el barrio San Vicente de Tulcán, cerca de la Panamericana Norte.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.
Objetos. Planchas, ollas, sartenes, máscaras y dijes son elaborados por Armando Montenegro, tanto en basalto volcánico como en jade.

Redacción TULCÁN

Uno de los materiales primigenios en los albores del planeta tierra fueron las rocas. Según estudios científicos, hace 4.500 millones de años se formó la corteza terrestre y en el devenir del tiempo se constituyeron tanto los continentes como las cadenas montañosas y demás accidentes geográficos que actualmente se vislumbran.

A pesar de ser un material inanimado, la piedra cobró vida junto a las manos de nuestros antepasados, que tras romperla y pulirla se convirtió en un sinnúmero de herramientas para cazar animales, confeccionar prendas de vestir, defensa, cultivar la tierra…

En el devenir de las civilizaciones se transformó en un elemento para la construcción de varios monumentos, pero en nuestros días sirve también para producir joyería, combustible e inclusive se utiliza con fines terapéuticos y espirituales.

Los inicios de un emprendimiento

Casi siempre podemos observar rocas a nuestro alrededor, sin embargo, ¿alguna vez pensó que podrían convertirse en una fuente de ingresos económicos?

El tulcaneño Armando Montenegro desde hace 28 años vio el potencial económico y espiritual en este material, consolidando su taller en la Panamericana Norte, cerca del barrio San Vicente.

Sobre los inicios de su trabajo, Montenegro manifestó que comenzó a tallar la piedra jade (mineral de color verde que adquirió fama en Medio Oriente), la cual afirmó fue utilizada por la cultura de los Pastos (antiguos pobladores del sur de Colombia y la provincia del Carchi) para revitalizar cuerpo y alma, por lo que en tal virtud realizaba sus trabajos representando la simbología de la ancestral cultura.

Tanto su cuñado (José Luis Cuaical) y su suegro (Guillermo Cuaical) se dedicaron a realizar cerámica y posteriormente a tallar la piedra jade, debido a la rentabilidad. De esta forma lo introdujeron en la actividad.

“Esto fue por la necesidad de las fuentes de trabajo. Dios nos tiene preparado a cada uno lo que vamos a trabajar. A mí me escogió para tallar piedras”, enfatizó.

Buscó usar otro material

Años más tarde, la piedra empezó a escasear, según Montenegro, por tal motivo incursionó en una investigación, que duró dos años, para determinar un nuevo material maleable.

Con antecedentes históricos, notó que los antiguos pobladores usaban piedras para cocinar sus alimentos, sin embargo se rompían por el intenso fuego. Finalmente dio con el mineral ideal a utilizar: basalto volcánico, el cual conserva el calor y no se destruye.

De esta forma, hace tres años y medio, el artesano carchense vio una nueva oportunidad para emprender con los minerales, que como producto de sus elucubraciones empezó a fabricar objetos para preparar, asar y servir alimentos usando esta piedra, la cual dice además brinda proteínas al cuerpo con su uso.

Extrayendo y trabajando el mineral

Para obtener la materia prima, Armando Montenegro explicó que la consigue tanto en la cantera Peña Blanca (situada en los exteriores de Tulcán) como en Los Cuaces.

Posterior, con los respectivos permisos, se procede a minarla con el uso de la técnica antigua de las cuñas. “Nosotros no la dinamitamos. Esta piedra si la maltrata no se deja trabajar, se le parte, se le vetea”.

Para trabajarla, mensualmente se retiran 200 quintales del mineral, los cuales se dirigen al taller del artesano carchense.

Posterior, con el trabajo de tres colaboradores y con la ayuda de una maquinaria, que posee un disco de diamante de más de un metro, se procede a cortar la piedra en planchas, según la medida que se quiere obtener para elaborar los productos.

Luego, Montenegro realiza dibujos con base a los diseños que le soliciten y con la ayuda de máquinas más pequeñas que también usan los discos de diamante, mientras con una inyección de agua, para evitar sobrecalentamiento, se cortan las piedras y se tallan.

“Mis obras son únicas, no las hacemos en serie. Una se diferencia de la otra a pesar de ser las mismas. Todo es manual”, acotó.

Objetos y precios

Finalizado el trabajo, se obtienen piezas como planchas, sartenes, bandejas, morteros, ollas, recipientes para condimentos, hachas, pero también esculturas y dijes tanto de la cultura Pasto como de algunas del Ecuador, elaboradas en jade también.

Además, se puede solicitar el diseño que guste para realizarlo.

Con respecto a los precios, el artesano carchense indicó que un mortero pequeño va desde los 3 dólares hasta los 70 y 80 dólares, según su tamaño. Las bandejas van desde los 5 hasta los 70 dólares. Los dijes por docena cuestan 1 dólar.

A pesar de ser una actividad milenaria, Armando Montenegro, con su emprendimiento, consiguió el sostén de su familia, graduando dos hijos, mientras otro busca ser chef, el cual manifestó que utiliza sus piedras para cocinar, además de brindar trabajo a quienes le colaboran en su oficio.

“Me siento realizado. Le agradezco a Dios ese regalo que me dio de poder tallar y darle forma a la piedra. Me gusta, yo amo mi trabajo. Hasta que Dios me de vida quiero permanecer tallando piedra”, finalizó Armando. (APRN)

Redacción TULCÁN

Uno de los materiales primigenios en los albores del planeta tierra fueron las rocas. Según estudios científicos, hace 4.500 millones de años se formó la corteza terrestre y en el devenir del tiempo se constituyeron tanto los continentes como las cadenas montañosas y demás accidentes geográficos que actualmente se vislumbran.

A pesar de ser un material inanimado, la piedra cobró vida junto a las manos de nuestros antepasados, que tras romperla y pulirla se convirtió en un sinnúmero de herramientas para cazar animales, confeccionar prendas de vestir, defensa, cultivar la tierra…

En el devenir de las civilizaciones se transformó en un elemento para la construcción de varios monumentos, pero en nuestros días sirve también para producir joyería, combustible e inclusive se utiliza con fines terapéuticos y espirituales.

Los inicios de un emprendimiento

Casi siempre podemos observar rocas a nuestro alrededor, sin embargo, ¿alguna vez pensó que podrían convertirse en una fuente de ingresos económicos?

El tulcaneño Armando Montenegro desde hace 28 años vio el potencial económico y espiritual en este material, consolidando su taller en la Panamericana Norte, cerca del barrio San Vicente.

Sobre los inicios de su trabajo, Montenegro manifestó que comenzó a tallar la piedra jade (mineral de color verde que adquirió fama en Medio Oriente), la cual afirmó fue utilizada por la cultura de los Pastos (antiguos pobladores del sur de Colombia y la provincia del Carchi) para revitalizar cuerpo y alma, por lo que en tal virtud realizaba sus trabajos representando la simbología de la ancestral cultura.

Tanto su cuñado (José Luis Cuaical) y su suegro (Guillermo Cuaical) se dedicaron a realizar cerámica y posteriormente a tallar la piedra jade, debido a la rentabilidad. De esta forma lo introdujeron en la actividad.

“Esto fue por la necesidad de las fuentes de trabajo. Dios nos tiene preparado a cada uno lo que vamos a trabajar. A mí me escogió para tallar piedras”, enfatizó.

Buscó usar otro material

Años más tarde, la piedra empezó a escasear, según Montenegro, por tal motivo incursionó en una investigación, que duró dos años, para determinar un nuevo material maleable.

Con antecedentes históricos, notó que los antiguos pobladores usaban piedras para cocinar sus alimentos, sin embargo se rompían por el intenso fuego. Finalmente dio con el mineral ideal a utilizar: basalto volcánico, el cual conserva el calor y no se destruye.

De esta forma, hace tres años y medio, el artesano carchense vio una nueva oportunidad para emprender con los minerales, que como producto de sus elucubraciones empezó a fabricar objetos para preparar, asar y servir alimentos usando esta piedra, la cual dice además brinda proteínas al cuerpo con su uso.

Extrayendo y trabajando el mineral

Para obtener la materia prima, Armando Montenegro explicó que la consigue tanto en la cantera Peña Blanca (situada en los exteriores de Tulcán) como en Los Cuaces.

Posterior, con los respectivos permisos, se procede a minarla con el uso de la técnica antigua de las cuñas. “Nosotros no la dinamitamos. Esta piedra si la maltrata no se deja trabajar, se le parte, se le vetea”.

Para trabajarla, mensualmente se retiran 200 quintales del mineral, los cuales se dirigen al taller del artesano carchense.

Posterior, con el trabajo de tres colaboradores y con la ayuda de una maquinaria, que posee un disco de diamante de más de un metro, se procede a cortar la piedra en planchas, según la medida que se quiere obtener para elaborar los productos.

Luego, Montenegro realiza dibujos con base a los diseños que le soliciten y con la ayuda de máquinas más pequeñas que también usan los discos de diamante, mientras con una inyección de agua, para evitar sobrecalentamiento, se cortan las piedras y se tallan.

“Mis obras son únicas, no las hacemos en serie. Una se diferencia de la otra a pesar de ser las mismas. Todo es manual”, acotó.

Objetos y precios

Finalizado el trabajo, se obtienen piezas como planchas, sartenes, bandejas, morteros, ollas, recipientes para condimentos, hachas, pero también esculturas y dijes tanto de la cultura Pasto como de algunas del Ecuador, elaboradas en jade también.

Además, se puede solicitar el diseño que guste para realizarlo.

Con respecto a los precios, el artesano carchense indicó que un mortero pequeño va desde los 3 dólares hasta los 70 y 80 dólares, según su tamaño. Las bandejas van desde los 5 hasta los 70 dólares. Los dijes por docena cuestan 1 dólar.

A pesar de ser una actividad milenaria, Armando Montenegro, con su emprendimiento, consiguió el sostén de su familia, graduando dos hijos, mientras otro busca ser chef, el cual manifestó que utiliza sus piedras para cocinar, además de brindar trabajo a quienes le colaboran en su oficio.

“Me siento realizado. Le agradezco a Dios ese regalo que me dio de poder tallar y darle forma a la piedra. Me gusta, yo amo mi trabajo. Hasta que Dios me de vida quiero permanecer tallando piedra”, finalizó Armando. (APRN)

Redacción TULCÁN

Uno de los materiales primigenios en los albores del planeta tierra fueron las rocas. Según estudios científicos, hace 4.500 millones de años se formó la corteza terrestre y en el devenir del tiempo se constituyeron tanto los continentes como las cadenas montañosas y demás accidentes geográficos que actualmente se vislumbran.

A pesar de ser un material inanimado, la piedra cobró vida junto a las manos de nuestros antepasados, que tras romperla y pulirla se convirtió en un sinnúmero de herramientas para cazar animales, confeccionar prendas de vestir, defensa, cultivar la tierra…

En el devenir de las civilizaciones se transformó en un elemento para la construcción de varios monumentos, pero en nuestros días sirve también para producir joyería, combustible e inclusive se utiliza con fines terapéuticos y espirituales.

Los inicios de un emprendimiento

Casi siempre podemos observar rocas a nuestro alrededor, sin embargo, ¿alguna vez pensó que podrían convertirse en una fuente de ingresos económicos?

El tulcaneño Armando Montenegro desde hace 28 años vio el potencial económico y espiritual en este material, consolidando su taller en la Panamericana Norte, cerca del barrio San Vicente.

Sobre los inicios de su trabajo, Montenegro manifestó que comenzó a tallar la piedra jade (mineral de color verde que adquirió fama en Medio Oriente), la cual afirmó fue utilizada por la cultura de los Pastos (antiguos pobladores del sur de Colombia y la provincia del Carchi) para revitalizar cuerpo y alma, por lo que en tal virtud realizaba sus trabajos representando la simbología de la ancestral cultura.

Tanto su cuñado (José Luis Cuaical) y su suegro (Guillermo Cuaical) se dedicaron a realizar cerámica y posteriormente a tallar la piedra jade, debido a la rentabilidad. De esta forma lo introdujeron en la actividad.

“Esto fue por la necesidad de las fuentes de trabajo. Dios nos tiene preparado a cada uno lo que vamos a trabajar. A mí me escogió para tallar piedras”, enfatizó.

Buscó usar otro material

Años más tarde, la piedra empezó a escasear, según Montenegro, por tal motivo incursionó en una investigación, que duró dos años, para determinar un nuevo material maleable.

Con antecedentes históricos, notó que los antiguos pobladores usaban piedras para cocinar sus alimentos, sin embargo se rompían por el intenso fuego. Finalmente dio con el mineral ideal a utilizar: basalto volcánico, el cual conserva el calor y no se destruye.

De esta forma, hace tres años y medio, el artesano carchense vio una nueva oportunidad para emprender con los minerales, que como producto de sus elucubraciones empezó a fabricar objetos para preparar, asar y servir alimentos usando esta piedra, la cual dice además brinda proteínas al cuerpo con su uso.

Extrayendo y trabajando el mineral

Para obtener la materia prima, Armando Montenegro explicó que la consigue tanto en la cantera Peña Blanca (situada en los exteriores de Tulcán) como en Los Cuaces.

Posterior, con los respectivos permisos, se procede a minarla con el uso de la técnica antigua de las cuñas. “Nosotros no la dinamitamos. Esta piedra si la maltrata no se deja trabajar, se le parte, se le vetea”.

Para trabajarla, mensualmente se retiran 200 quintales del mineral, los cuales se dirigen al taller del artesano carchense.

Posterior, con el trabajo de tres colaboradores y con la ayuda de una maquinaria, que posee un disco de diamante de más de un metro, se procede a cortar la piedra en planchas, según la medida que se quiere obtener para elaborar los productos.

Luego, Montenegro realiza dibujos con base a los diseños que le soliciten y con la ayuda de máquinas más pequeñas que también usan los discos de diamante, mientras con una inyección de agua, para evitar sobrecalentamiento, se cortan las piedras y se tallan.

“Mis obras son únicas, no las hacemos en serie. Una se diferencia de la otra a pesar de ser las mismas. Todo es manual”, acotó.

Objetos y precios

Finalizado el trabajo, se obtienen piezas como planchas, sartenes, bandejas, morteros, ollas, recipientes para condimentos, hachas, pero también esculturas y dijes tanto de la cultura Pasto como de algunas del Ecuador, elaboradas en jade también.

Además, se puede solicitar el diseño que guste para realizarlo.

Con respecto a los precios, el artesano carchense indicó que un mortero pequeño va desde los 3 dólares hasta los 70 y 80 dólares, según su tamaño. Las bandejas van desde los 5 hasta los 70 dólares. Los dijes por docena cuestan 1 dólar.

A pesar de ser una actividad milenaria, Armando Montenegro, con su emprendimiento, consiguió el sostén de su familia, graduando dos hijos, mientras otro busca ser chef, el cual manifestó que utiliza sus piedras para cocinar, además de brindar trabajo a quienes le colaboran en su oficio.

“Me siento realizado. Le agradezco a Dios ese regalo que me dio de poder tallar y darle forma a la piedra. Me gusta, yo amo mi trabajo. Hasta que Dios me de vida quiero permanecer tallando piedra”, finalizó Armando. (APRN)

Redacción TULCÁN

Uno de los materiales primigenios en los albores del planeta tierra fueron las rocas. Según estudios científicos, hace 4.500 millones de años se formó la corteza terrestre y en el devenir del tiempo se constituyeron tanto los continentes como las cadenas montañosas y demás accidentes geográficos que actualmente se vislumbran.

A pesar de ser un material inanimado, la piedra cobró vida junto a las manos de nuestros antepasados, que tras romperla y pulirla se convirtió en un sinnúmero de herramientas para cazar animales, confeccionar prendas de vestir, defensa, cultivar la tierra…

En el devenir de las civilizaciones se transformó en un elemento para la construcción de varios monumentos, pero en nuestros días sirve también para producir joyería, combustible e inclusive se utiliza con fines terapéuticos y espirituales.

Los inicios de un emprendimiento

Casi siempre podemos observar rocas a nuestro alrededor, sin embargo, ¿alguna vez pensó que podrían convertirse en una fuente de ingresos económicos?

El tulcaneño Armando Montenegro desde hace 28 años vio el potencial económico y espiritual en este material, consolidando su taller en la Panamericana Norte, cerca del barrio San Vicente.

Sobre los inicios de su trabajo, Montenegro manifestó que comenzó a tallar la piedra jade (mineral de color verde que adquirió fama en Medio Oriente), la cual afirmó fue utilizada por la cultura de los Pastos (antiguos pobladores del sur de Colombia y la provincia del Carchi) para revitalizar cuerpo y alma, por lo que en tal virtud realizaba sus trabajos representando la simbología de la ancestral cultura.

Tanto su cuñado (José Luis Cuaical) y su suegro (Guillermo Cuaical) se dedicaron a realizar cerámica y posteriormente a tallar la piedra jade, debido a la rentabilidad. De esta forma lo introdujeron en la actividad.

“Esto fue por la necesidad de las fuentes de trabajo. Dios nos tiene preparado a cada uno lo que vamos a trabajar. A mí me escogió para tallar piedras”, enfatizó.

Buscó usar otro material

Años más tarde, la piedra empezó a escasear, según Montenegro, por tal motivo incursionó en una investigación, que duró dos años, para determinar un nuevo material maleable.

Con antecedentes históricos, notó que los antiguos pobladores usaban piedras para cocinar sus alimentos, sin embargo se rompían por el intenso fuego. Finalmente dio con el mineral ideal a utilizar: basalto volcánico, el cual conserva el calor y no se destruye.

De esta forma, hace tres años y medio, el artesano carchense vio una nueva oportunidad para emprender con los minerales, que como producto de sus elucubraciones empezó a fabricar objetos para preparar, asar y servir alimentos usando esta piedra, la cual dice además brinda proteínas al cuerpo con su uso.

Extrayendo y trabajando el mineral

Para obtener la materia prima, Armando Montenegro explicó que la consigue tanto en la cantera Peña Blanca (situada en los exteriores de Tulcán) como en Los Cuaces.

Posterior, con los respectivos permisos, se procede a minarla con el uso de la técnica antigua de las cuñas. “Nosotros no la dinamitamos. Esta piedra si la maltrata no se deja trabajar, se le parte, se le vetea”.

Para trabajarla, mensualmente se retiran 200 quintales del mineral, los cuales se dirigen al taller del artesano carchense.

Posterior, con el trabajo de tres colaboradores y con la ayuda de una maquinaria, que posee un disco de diamante de más de un metro, se procede a cortar la piedra en planchas, según la medida que se quiere obtener para elaborar los productos.

Luego, Montenegro realiza dibujos con base a los diseños que le soliciten y con la ayuda de máquinas más pequeñas que también usan los discos de diamante, mientras con una inyección de agua, para evitar sobrecalentamiento, se cortan las piedras y se tallan.

“Mis obras son únicas, no las hacemos en serie. Una se diferencia de la otra a pesar de ser las mismas. Todo es manual”, acotó.

Objetos y precios

Finalizado el trabajo, se obtienen piezas como planchas, sartenes, bandejas, morteros, ollas, recipientes para condimentos, hachas, pero también esculturas y dijes tanto de la cultura Pasto como de algunas del Ecuador, elaboradas en jade también.

Además, se puede solicitar el diseño que guste para realizarlo.

Con respecto a los precios, el artesano carchense indicó que un mortero pequeño va desde los 3 dólares hasta los 70 y 80 dólares, según su tamaño. Las bandejas van desde los 5 hasta los 70 dólares. Los dijes por docena cuestan 1 dólar.

A pesar de ser una actividad milenaria, Armando Montenegro, con su emprendimiento, consiguió el sostén de su familia, graduando dos hijos, mientras otro busca ser chef, el cual manifestó que utiliza sus piedras para cocinar, además de brindar trabajo a quienes le colaboran en su oficio.

“Me siento realizado. Le agradezco a Dios ese regalo que me dio de poder tallar y darle forma a la piedra. Me gusta, yo amo mi trabajo. Hasta que Dios me de vida quiero permanecer tallando piedra”, finalizó Armando. (APRN)