Comunidades de Maldonado mantienen tradiciones de generación en generación

Tradición. Las expresiones musicales típicas se mantienen vigentes en la comunidad de Río Plata, perteneciente a la parroquia de Maldonado (Tulcán).
Tradición. Las expresiones musicales típicas se mantienen vigentes en la comunidad de Río Plata, perteneciente a la parroquia de Maldonado (Tulcán).
Producto. Con lianas de algunas plantas nativas, las personas elaboran tradicionales canastos utilizados para transportar productos o llevar niños en la espalda.
Producto. Con lianas de algunas plantas nativas, las personas elaboran tradicionales canastos utilizados para transportar productos o llevar niños en la espalda.
Baile. Al son de los instrumentos, los moradores iniciaron su danza tradicional.
Baile. Al son de los instrumentos, los moradores iniciaron su danza tradicional.
Lugar. La comunidad de Río Plata se localiza en la parroquia de Maldonado.
Lugar. La comunidad de Río Plata se localiza en la parroquia de Maldonado.

Redacción INTERCULTURALIDAD-TULCÁN

Las tradiciones culturales y orales eran la manera con la que los pueblos se educaban y entretenían, al mismo tiempo, mientras conocían sus raíces.

Sin embargo, el avance del tiempo y la llegada de la era tecnológica provocaron que estas manifestaciones propias de cada lugar dejen de practicarse.

No obstante, los habitantes de la parroquia de Maldonado, perteneciente al cantón Tulcán, mantienen fervientes estas expresiones y las confieren de generación en generación para continuar con este legado ancestral.

Un equipo de La Hora visitó esta zona de la capital carchense, para conocer sobre su diario vivir y costumbres.

Una travesía entre dos mundos

Para llegar a Maldonado el viaje comienza desde Tulcán, atravesando la parroquia de Tufiño, que comparte frontera con la vecina República de Colombia.

Durante unos cuantos minutos de recorrido, el paisaje cambia drásticamente, a razón de que la naturaleza propia del sector se ve opacada por la presencia de las especies animales y vegetales propias del páramo.

Ahí es posible observar conejos, llamas, curiquingues (especie de ave) y demás ejemplares de fauna, pero también figuran las conocidas y referentes plantas de frailejón típicas de esta zona.

Durante el trayecto se puede divisar la vastedad del páramo con algunas de las lagunas presentes, así como las imponentes cadenas montañosas que constituyen el sector.

Durante varios minutos de periplo, el panorama nuevamente cambia. Esta vez, el verde intenso y la exuberancia vegetal aparecen adornando el paisaje. Atrás se quedó el frío y ahora el clima se torna cálido y ligeramente húmedo.

Esto es aviso de que inicia el recorrido hasta llegar a la parroquia de Maldonado.

Alegre bienvenida

Ya en el sitio, unos cuantos minutos de travesía dirigen al sector de Río Plata, donde la comunidad que ostenta el mismo nombre se concentra en los alrededores de la casa comunal.

Con sonrisas y los brazos abiertos, los ciudadanos, que se constituyen algunos como miembros de la nacionalidad Awá, brindan una cálida bienvenida con un generoso apretón de manos.

De a poco, grandes y pequeños comienzan a reunirse en el inmueble. Algunos miran curiosos las cámaras y micrófonos periodísticos. Otros deciden preguntar para qué sirven. Unos cuántos más apartan su mirada y conversan entre sus similares.

Elaboran sus instrumentos musicales

Las voces y risas rápidamente se desvanecen mientras Bolívar Quendí, presidente de la comunidad Río Plata, otorga sus congratulaciones y explica que desde hace varios años atrás los comuneros mantienen vivo el espíritu musical, a través de la elaboración artesanal de los instrumentos, entre los que figuran tambores, bombos y flautas.

“Anteriormente los bombos los hacíamos con cueros de oveja y las flautas con la madera de aquí de la zona”, dijo Quendí. Sin embargo, reveló que hasta la actualidad en la comunidad se continúan narrando historias sobre los inicios de Maldonado, donde se configura un espacio para que los niños, jóvenes y adultos dejen volar su imaginación mientras escuchan los relatos de antaño.

Tradición oral y baile popular

Sin embargo, durante la narrativa, las historias tienden a cambiar tornándose fantasiosas y hasta tenebrosas, cuando se evocan las leyendas de las cuales Quendí comenta que son las más populares: ‘La Moledora’, ‘La Vieja del Monte’, ‘El Cuco’, ‘El Duende’…

Finalizada su intervención, el bombo, la caja y la flauta cobran vida en compañía de un grupo de trovadores locales, quienes con sus melodías interpretan algunas canciones de la música popular ecuatoriana pero también hacían énfasis en las tonalidades y ritmo propios de su lugar.

Al golpe del bombo y el resoplido de la flauta, los presentes se tomaban de las manos y con sus pies iniciaron su baile tradicional, al mejor estilo del San Juan, pero con la sutil diferencia de que realizaban un pequeño salto mientras bailaban.

Poco a poco la alegría se contagiaba entre los presentes, quienes al unísono aplaudían como un signo de regocijo.

Elaboración de canastos

Mientras se desarrollaba la danza local, algunos de los moradores traían largas cuerdas vegetales de color café. Estos materiales, señaló una de las lugareñas, sirve para la confección de canastos, los cuales son un referente vivo de su cultura.

Estos insumos en realidad son tiras de la planta de bejuco y de chilán del monte (planta típica de la zona), las cuales se ponen a secar con el sol permitiéndoles volverse resistentes.

Varios metros de esta soga natural constituyen el canasto, el cual es utilizado para transportar productos y también niños.

El proceso de confección

Con el resonar de los instrumentos musicales, los lugareños inician la elaboración del canasto. Primero seleccionan una de las cuerdas y con uno de sus pies la sujetan al suelo, donde proceden a tensarla para poder tejerla.

Con varios movimientos, esta soga se entrecruza formando un patrón, el cual se repetirá hasta, finalmente, después de una hora (para canastos pequeños), obtener el producto, del cual se desprenden dos agarraderas que se rematan con una banda, la cual sirve para colocarla en la cabeza y de esa forma poder llevar el canasto a cualquier lugar.

De esta manera, los moradores de la comunidad Río Plata comparten su tiempo y experiencias con el afán de preservar sus costumbres y tradiciones. (APRN)