Síndrome de Hubirs

ALEJANDRO FABARA TORRES

El síndrome de Hubris tiene su origen en la palabra griega «hybris», que actualmente sirve para describir a una persona que, por excesiva soberbia, autoconfianza y arrogancia, contraviene los «límites divinamente fijados sobre la acción humana». Esta es la explicación que hace Lord David Owen, político y médico británico, en su interesante libro «En el poder y en la enfermedad».

Este libro, no solo describe las enfermedades físicas que sufren los presidentes cuando están el poder, sino también presenta un perfil psicológico de estos mandatarios. Owen da varios criterios para diagnosticar a una persona poderosa con el síndrome. Se autoglorifican, creen que ellos son la única salvación del país. Su autoconfianza es excesiva y manifiestan un desprecio por los demás. Pierden contacto con la realidad y son propensos a cometer actos impulsivos. Desafían la ley, cambiando constituciones o manipulando los poderes del Estado. Creen que son capaces de grandes obras, que de ellos solo se esperan grandes hechos, y que lo saben todo, en todas las circunstancias.

La experiencia del poder, en muchos jefes de Estado, provoca cambios psicológicos que conducen al narcisismo, grandiosidad y al comportamiento irresponsable.

Este síndrome es una característica de la personalidad y del momento en que una persona enfrenta cierta situación social, es decir, cuando una persona en el juego social adquiere mucho poder, se hace adicto a él.

Para los expertos la única cura es que esa persona pierda el poder, pero al parecer, en Ecuador hay un caso de estudio. Ni estando al otro lado del mundo ha podido curarse del síndrome. Su único deseo es volver al poder, y ya ha expresado su predisposición para ser candidato ante una posible Asamblea Constituyente. Además de otros actos que contravienen los límites de los que antes hablábamos: espiar, filtrar documentos, atacar y decir que todo lo que se diga sobre ellos es una mentira. La única vacuna contra el Hubris es la humildad. Esa humildad que, al parecer, nunca tuvieron, ni tendrán.