A mucha honra

CARLOS VIVAS ARMAS

Si la semana pasada comenté algo que me causaba espanto, ahora tendría que buscar una palabra más intensa para calificar las expresiones proferidas por una asambleísta mientras celebraban el cumpleaños de un procesado en un centro de rehabilitación social, que más parece un centro de recepciones, donde con mucha algarabía vocifera que a mucha honra es correista, seguida de un coro que viva y aplaude sus palabras.

También dice que no tienen rabo de paja y que defenderán una revolución inexistente, que no tienen miedo, ni que les tiembla la mano, dice… Para qué? Es mi pregunta. Será acaso para volver a dar disposiciones y órdenes a las que alguna vez fueron funciones independientes del Estado? Para plagiar tesis, falsificar títulos, tomarse el nombre de empresas para fabricar encuestas con proyecciones desfavorables de los candidatos opositores? O quizá para asestar palizas a periodistas y metidos que traten de seguir la pista en casos de corrupción por demás meridianos, pero que los encargados no se atreven a investigar?

Seguramente no conoce el significado de la palabra “honra”, la misma que describe la garantía de que las personas practican virtudes como la rectitud, la integridad y decencia.

En el caso del rabo de paja, cínicamente utiliza este refrán, sin advertir de que no se debe atacar o criticar a otros cuando uno mismo no está “libre de pecado”, como si nunca hubieran cometido alguna fechoría, como si no fueran evidentes las perpetradas por funcionarios del régimen todavía defendido por algunos ilusos, que se niegan a aceptar las irregularidades que están a la vista y que aún no han sido investigadas ni sancionadas con la rigurosidad debida.

Ojalá que no aparezcan nuevos lanzadores de piedras al tejado del vecino, teniendo en sus casas techados de vidrio.