La mujer latacungueña y la Independencia

POR: MIGUEL ÁNGEL RENGIFO

En el tiempo heroico se caracterizó por ser cuna de rebeldes, como también por ser morada de hombres acaudalados y nobles que entregaron su fe, su optimismo y su riqueza, al servicio de la causa de la libertad.

Desde el Primer Grito de la Independencia lanzado en Quito el 10 de Agosto de 1809, hasta el 24 de Mayo de 1822 en que obtuvimos la Libertad, Latacunga se caracterizó por ser cuna de hombres y mujeres valientes y decididos que pusieron al servicio de la justa causa, toda su entrega hasta alcanzar a romper las cadenas opresoras del yugo español.

Los latacungueños participan en las jornadas de la independencia desde sus primeros albores, ellos han formado un precioso eslabón en la Gloriosa Jornada. Los Páez, los Maenza, los Iturralde, los Benavides, los Toledo, los Cevallos, los Moscoso y una veintena más de olvidados coterráneos se relacionan íntimamente con los precursores de la Gesta Magna del 10 de Agosto de 1809. El pueblo latacungueño como el heroico pueblo de Quito, supieron escalar y vencer los peldaños revolucionarios, mecer y alimentar el ideal independiente e inmolarse por la libertad.

Como olvidarnos de Salache, lugar pintoresco ubicado a pocos kilómetros de Latacunga, propiedad del Marqués de Maenza, donde se reunían los más grandes caudillos de la libertad. Fue el centro de cita para Carlos Montufar, Benavides Loma, Manuela Iturralde, Capitán Páez de Trastamara, Josefa Herrera de Maenza, Antonio Vela de Bustamante, todos eles servidores de la causa libertaria.

La mujer latacungueña supo distinguirse por su amor hacia la libertad, por su entrega total a la noble intención de ser libres y escribió páginas brillantes en su accionar revolucionario.

Josefa Herrera de Maenza participó heroicamente y entregó su fortuna a la noble causa. Manuela Iturralde Vidaurreta, madre del capitán Páez de Trastamara y esposa de Mariano Páez y León de Trastamara, fue una verdadera heroína. Fue desterrada y sus bienes confiscados por los españoles. Murió en su casa convertida en cuartel.

Antonia Vela y Bustamante se distinguió por su valor y completa decisión. Siempre fue leal y valiente. Cuando Juan Sámano invade la finca de Salache de propiedad de la familia Páez Vela, donde se reunían los patriotas, fue hecha prisionera y sometida a largos y dolorosos interrogatorios, de sus labios no escucharon palabra alguna que complicara a los insurgentes.

Baltazara Terán, la llamada “Negra Baltica”, ibarreña, representa a otra de tantas valientes y damas que lucharon por la causa de la libertad latacungueña. Acompañó muy de cerca a los patriotas. Mujer inteligente, dinámica y patriota, cayó presa en poder de Sámano y se le confiscaron sus bienes, los mismos que fueron rematados.

Comenta, don Isaías Toro Ruiz, en su libro “Más próceres de la Independencia”, que “…no sabía leer ni escribir, en los actos civiles y comerciales le representaba el Dr. Luis Quijano”. En esa época existían muchos expósitos “hijos botados a las puertas de diferentes casas”, una de cuales era la de Baltazara Terán. Ella crió algunos niños, de los que se recuerda a Mariano Ventura. Dejó una hija natural llamada Josefa, que casó con Felipe Sarrade, de origen francés, que era partidario de la monarquía, espía de algunos patriotas y un tiempo Alguacil Mayor de Latacunga. De este matrimonio nació una sola hija María Dolores Martina.

Baltazara Terán Garzón murió por el año de 1825, de 67 años de edad. El presidente Sámano, cuando la captura, ordena que le castiguen físicamente, y que un sábado de feria, la vistió de soldado y montada en un asno sin albarda, la paseó por toda la ciudad. Fue encarcelada, confiscados todos sus bienes y sacados a subasta pública. Ningún latacungueño se presentó en el remate por consideración a ella. Fue la propia doña Baltazara quién remató los bienes en un precio ínfimo, para que vuelvan a sus manos nuevamente.

Así se distinguió la mujer latacungueña, participando siempre con valor y entereza en los nobles afanes de luchar por la causa de nuestra libertad. Ellas, junto a los patriotas, escribieron páginas de heroísmo. Su valor y patriotismo fueron más allá de los sacrificios y los ultrajes. Siempre permanecieron leales, sacrificando su familia y su fortuna.

Loor al 11 de Noviembre de 1820.