El paro nacional, efectos mediáticos

BYRON BURBANO MORENO

El paro nacional de octubre de 2019 pasa a la historia nacional, tal vez, como el levantamiento más violento registrado. Desde el retorno a la Democracia (1979) después de un largo período de inestabilidad y dictaduras militares, hemos sido actores o testigos de paros provinciales y nacionales, pero ninguno como el último.

Actitudes de violencia inusitada, infiltraciones subversivas de grupos paramilitares armados cumpliendo consignas específicas (el ataque y destrucción de bienes y archivos documentales de la Contraloría) distorsionaron el verdadero sentido de la protesta, de la resistencia del movimiento indígena y miramos con indignación saqueos, destrucción producida por grupos infiltrados que cumplían tareas dirigidas a la desestabilización del régimen.

El miedo y temor se generalizó en las ciudades, sin embargo más pudo la necesidad de desfogar las emociones fuertes reprimidas durante el gobierno anterior que criminalizó la protesta al extremo de confundirle con terrorismo; se criminalizó la resistencia como subversión contra el Estado y la masa social se integró al paro.

Latacunga, Pujilí, Salcedo pueden ser en Cotopaxi las más afectadas por la paralización que en determinados momentos fue total: los negocios cerrados, las oficinas públicas y privadas de igual forma, la actividad comercial suspendida y los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes imposibilitados asistir a clases. La agroindustria de Cotopaxi perturbada y los pequeños, medianos y grandes agricultores lamentando las pérdidas.

Cotopaxi ha demostrado en momentos de crisis gran capacidad de resiliencia, para lo cual los empresarios deben asimilar que no son solo ellos y deben demostrar solidaridad social.

Finalmente, se establecen propuestas de diálogo, se llegan a acuerdos y termina la movilización, por lo que todas las actividades del país deben volver a la normalidad.

En el movimiento indígena nuevos dirigentes que han desplazado a los tradicionales “ponchos dorados” y a otros que se acomodaron plácidamente en funciones públicas locales, provinciales o nacionales. La necesidad de la renovación y alternabilidad en las organizaciones sociales y políticas especialmente, es indispensable. La dirigencia indígena de Cotopaxi se ha fortalecido con Leónidas Iza, quien puede ser el próximo candidato a la Asamblea Nacional.

BYRON BURBANO MORENO

El paro nacional de octubre de 2019 pasa a la historia nacional, tal vez, como el levantamiento más violento registrado. Desde el retorno a la Democracia (1979) después de un largo período de inestabilidad y dictaduras militares, hemos sido actores o testigos de paros provinciales y nacionales, pero ninguno como el último.

Actitudes de violencia inusitada, infiltraciones subversivas de grupos paramilitares armados cumpliendo consignas específicas (el ataque y destrucción de bienes y archivos documentales de la Contraloría) distorsionaron el verdadero sentido de la protesta, de la resistencia del movimiento indígena y miramos con indignación saqueos, destrucción producida por grupos infiltrados que cumplían tareas dirigidas a la desestabilización del régimen.

El miedo y temor se generalizó en las ciudades, sin embargo más pudo la necesidad de desfogar las emociones fuertes reprimidas durante el gobierno anterior que criminalizó la protesta al extremo de confundirle con terrorismo; se criminalizó la resistencia como subversión contra el Estado y la masa social se integró al paro.

Latacunga, Pujilí, Salcedo pueden ser en Cotopaxi las más afectadas por la paralización que en determinados momentos fue total: los negocios cerrados, las oficinas públicas y privadas de igual forma, la actividad comercial suspendida y los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes imposibilitados asistir a clases. La agroindustria de Cotopaxi perturbada y los pequeños, medianos y grandes agricultores lamentando las pérdidas.

Cotopaxi ha demostrado en momentos de crisis gran capacidad de resiliencia, para lo cual los empresarios deben asimilar que no son solo ellos y deben demostrar solidaridad social.

Finalmente, se establecen propuestas de diálogo, se llegan a acuerdos y termina la movilización, por lo que todas las actividades del país deben volver a la normalidad.

En el movimiento indígena nuevos dirigentes que han desplazado a los tradicionales “ponchos dorados” y a otros que se acomodaron plácidamente en funciones públicas locales, provinciales o nacionales. La necesidad de la renovación y alternabilidad en las organizaciones sociales y políticas especialmente, es indispensable. La dirigencia indígena de Cotopaxi se ha fortalecido con Leónidas Iza, quien puede ser el próximo candidato a la Asamblea Nacional.

BYRON BURBANO MORENO

El paro nacional de octubre de 2019 pasa a la historia nacional, tal vez, como el levantamiento más violento registrado. Desde el retorno a la Democracia (1979) después de un largo período de inestabilidad y dictaduras militares, hemos sido actores o testigos de paros provinciales y nacionales, pero ninguno como el último.

Actitudes de violencia inusitada, infiltraciones subversivas de grupos paramilitares armados cumpliendo consignas específicas (el ataque y destrucción de bienes y archivos documentales de la Contraloría) distorsionaron el verdadero sentido de la protesta, de la resistencia del movimiento indígena y miramos con indignación saqueos, destrucción producida por grupos infiltrados que cumplían tareas dirigidas a la desestabilización del régimen.

El miedo y temor se generalizó en las ciudades, sin embargo más pudo la necesidad de desfogar las emociones fuertes reprimidas durante el gobierno anterior que criminalizó la protesta al extremo de confundirle con terrorismo; se criminalizó la resistencia como subversión contra el Estado y la masa social se integró al paro.

Latacunga, Pujilí, Salcedo pueden ser en Cotopaxi las más afectadas por la paralización que en determinados momentos fue total: los negocios cerrados, las oficinas públicas y privadas de igual forma, la actividad comercial suspendida y los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes imposibilitados asistir a clases. La agroindustria de Cotopaxi perturbada y los pequeños, medianos y grandes agricultores lamentando las pérdidas.

Cotopaxi ha demostrado en momentos de crisis gran capacidad de resiliencia, para lo cual los empresarios deben asimilar que no son solo ellos y deben demostrar solidaridad social.

Finalmente, se establecen propuestas de diálogo, se llegan a acuerdos y termina la movilización, por lo que todas las actividades del país deben volver a la normalidad.

En el movimiento indígena nuevos dirigentes que han desplazado a los tradicionales “ponchos dorados” y a otros que se acomodaron plácidamente en funciones públicas locales, provinciales o nacionales. La necesidad de la renovación y alternabilidad en las organizaciones sociales y políticas especialmente, es indispensable. La dirigencia indígena de Cotopaxi se ha fortalecido con Leónidas Iza, quien puede ser el próximo candidato a la Asamblea Nacional.

BYRON BURBANO MORENO

El paro nacional de octubre de 2019 pasa a la historia nacional, tal vez, como el levantamiento más violento registrado. Desde el retorno a la Democracia (1979) después de un largo período de inestabilidad y dictaduras militares, hemos sido actores o testigos de paros provinciales y nacionales, pero ninguno como el último.

Actitudes de violencia inusitada, infiltraciones subversivas de grupos paramilitares armados cumpliendo consignas específicas (el ataque y destrucción de bienes y archivos documentales de la Contraloría) distorsionaron el verdadero sentido de la protesta, de la resistencia del movimiento indígena y miramos con indignación saqueos, destrucción producida por grupos infiltrados que cumplían tareas dirigidas a la desestabilización del régimen.

El miedo y temor se generalizó en las ciudades, sin embargo más pudo la necesidad de desfogar las emociones fuertes reprimidas durante el gobierno anterior que criminalizó la protesta al extremo de confundirle con terrorismo; se criminalizó la resistencia como subversión contra el Estado y la masa social se integró al paro.

Latacunga, Pujilí, Salcedo pueden ser en Cotopaxi las más afectadas por la paralización que en determinados momentos fue total: los negocios cerrados, las oficinas públicas y privadas de igual forma, la actividad comercial suspendida y los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes imposibilitados asistir a clases. La agroindustria de Cotopaxi perturbada y los pequeños, medianos y grandes agricultores lamentando las pérdidas.

Cotopaxi ha demostrado en momentos de crisis gran capacidad de resiliencia, para lo cual los empresarios deben asimilar que no son solo ellos y deben demostrar solidaridad social.

Finalmente, se establecen propuestas de diálogo, se llegan a acuerdos y termina la movilización, por lo que todas las actividades del país deben volver a la normalidad.

En el movimiento indígena nuevos dirigentes que han desplazado a los tradicionales “ponchos dorados” y a otros que se acomodaron plácidamente en funciones públicas locales, provinciales o nacionales. La necesidad de la renovación y alternabilidad en las organizaciones sociales y políticas especialmente, es indispensable. La dirigencia indígena de Cotopaxi se ha fortalecido con Leónidas Iza, quien puede ser el próximo candidato a la Asamblea Nacional.