Latacunga y Quito

Byron Burbano Moreno

Con sana envidia veo como varios sectores en la ciudad de Quito han sido recuperados y liberados de la mala influencia de delincuentes, cachineros, vendedores informales, prostitución, micro-tráfico y otros males. Se han realizado operativos con el fin de desalojar la ciudad capital de vehículos mal estacionados, sin prestar atención a presiones e influencias. Se está reasfaltando las calles de la ciudad por tramos a fin de evitar congestiones de tránsito que ocasionan estos trabajos; la dinámica de la ciudad se ha recuperado; y, por el desorden y la presión urbana, se siente presionado personal y colectivamente por el estres.

Todo esto nos da la percepción de que Quito está recuperándose, aparentemente, de los graves efectos de la movilización indígena que paralizó al país, de los daños ocasionados, los saqueos, las muertes y la división de los ecuatorianos. Todo ocurrió en el mes de octubre y miramos el descontrol y la violencia con que se atacó a los bienes públicos y la propiedad privada por lo que, a pesar de los acuerdos entre el gobierno y los enfurecidos dirigentes indígenas, las huellas de las heridas quedan marcadas, en unos y otros. Quito es una ciudad que no se rinde ni se doblega, es la ciudad donde se dio el Primer Grito de la Independencia de América, en las faldas del Pichincha se forjó la libertad y la Patria Ecuatoriana, Soberana e Independiente. Quito sabe levantarse y sobreponerse.

No podemos dejar de lado el fuerte nexo que históricamente tienen Latacunga y la Capital; latacungueños han migrado a Quito para engrandecerla en las artes, las ciencias, la cultura y muchas otras actividades sociales, económicas y políticas en las que han destacado y han sido reconocidos; muchos, mediante el trabajo digno, han logrado mejorar sus condiciones de vida personal y familiar, con legítimo derecho. Los que seguimos en Latacunga, con dolor reconocemos que no se recupera de la emergencia eruptiva del Cotopaxi, la crisis económica, el paro nacional y sigue sumida en el letargo producido por la vanidosa superficialidad figurativa de alcaldes y concejales (as) que no han asumido el encargo de trabajar con responsabilidad por la ciudad que paga sus altas remuneraciones.

Byron Burbano Moreno

Con sana envidia veo como varios sectores en la ciudad de Quito han sido recuperados y liberados de la mala influencia de delincuentes, cachineros, vendedores informales, prostitución, micro-tráfico y otros males. Se han realizado operativos con el fin de desalojar la ciudad capital de vehículos mal estacionados, sin prestar atención a presiones e influencias. Se está reasfaltando las calles de la ciudad por tramos a fin de evitar congestiones de tránsito que ocasionan estos trabajos; la dinámica de la ciudad se ha recuperado; y, por el desorden y la presión urbana, se siente presionado personal y colectivamente por el estres.

Todo esto nos da la percepción de que Quito está recuperándose, aparentemente, de los graves efectos de la movilización indígena que paralizó al país, de los daños ocasionados, los saqueos, las muertes y la división de los ecuatorianos. Todo ocurrió en el mes de octubre y miramos el descontrol y la violencia con que se atacó a los bienes públicos y la propiedad privada por lo que, a pesar de los acuerdos entre el gobierno y los enfurecidos dirigentes indígenas, las huellas de las heridas quedan marcadas, en unos y otros. Quito es una ciudad que no se rinde ni se doblega, es la ciudad donde se dio el Primer Grito de la Independencia de América, en las faldas del Pichincha se forjó la libertad y la Patria Ecuatoriana, Soberana e Independiente. Quito sabe levantarse y sobreponerse.

No podemos dejar de lado el fuerte nexo que históricamente tienen Latacunga y la Capital; latacungueños han migrado a Quito para engrandecerla en las artes, las ciencias, la cultura y muchas otras actividades sociales, económicas y políticas en las que han destacado y han sido reconocidos; muchos, mediante el trabajo digno, han logrado mejorar sus condiciones de vida personal y familiar, con legítimo derecho. Los que seguimos en Latacunga, con dolor reconocemos que no se recupera de la emergencia eruptiva del Cotopaxi, la crisis económica, el paro nacional y sigue sumida en el letargo producido por la vanidosa superficialidad figurativa de alcaldes y concejales (as) que no han asumido el encargo de trabajar con responsabilidad por la ciudad que paga sus altas remuneraciones.

Byron Burbano Moreno

Con sana envidia veo como varios sectores en la ciudad de Quito han sido recuperados y liberados de la mala influencia de delincuentes, cachineros, vendedores informales, prostitución, micro-tráfico y otros males. Se han realizado operativos con el fin de desalojar la ciudad capital de vehículos mal estacionados, sin prestar atención a presiones e influencias. Se está reasfaltando las calles de la ciudad por tramos a fin de evitar congestiones de tránsito que ocasionan estos trabajos; la dinámica de la ciudad se ha recuperado; y, por el desorden y la presión urbana, se siente presionado personal y colectivamente por el estres.

Todo esto nos da la percepción de que Quito está recuperándose, aparentemente, de los graves efectos de la movilización indígena que paralizó al país, de los daños ocasionados, los saqueos, las muertes y la división de los ecuatorianos. Todo ocurrió en el mes de octubre y miramos el descontrol y la violencia con que se atacó a los bienes públicos y la propiedad privada por lo que, a pesar de los acuerdos entre el gobierno y los enfurecidos dirigentes indígenas, las huellas de las heridas quedan marcadas, en unos y otros. Quito es una ciudad que no se rinde ni se doblega, es la ciudad donde se dio el Primer Grito de la Independencia de América, en las faldas del Pichincha se forjó la libertad y la Patria Ecuatoriana, Soberana e Independiente. Quito sabe levantarse y sobreponerse.

No podemos dejar de lado el fuerte nexo que históricamente tienen Latacunga y la Capital; latacungueños han migrado a Quito para engrandecerla en las artes, las ciencias, la cultura y muchas otras actividades sociales, económicas y políticas en las que han destacado y han sido reconocidos; muchos, mediante el trabajo digno, han logrado mejorar sus condiciones de vida personal y familiar, con legítimo derecho. Los que seguimos en Latacunga, con dolor reconocemos que no se recupera de la emergencia eruptiva del Cotopaxi, la crisis económica, el paro nacional y sigue sumida en el letargo producido por la vanidosa superficialidad figurativa de alcaldes y concejales (as) que no han asumido el encargo de trabajar con responsabilidad por la ciudad que paga sus altas remuneraciones.

Byron Burbano Moreno

Con sana envidia veo como varios sectores en la ciudad de Quito han sido recuperados y liberados de la mala influencia de delincuentes, cachineros, vendedores informales, prostitución, micro-tráfico y otros males. Se han realizado operativos con el fin de desalojar la ciudad capital de vehículos mal estacionados, sin prestar atención a presiones e influencias. Se está reasfaltando las calles de la ciudad por tramos a fin de evitar congestiones de tránsito que ocasionan estos trabajos; la dinámica de la ciudad se ha recuperado; y, por el desorden y la presión urbana, se siente presionado personal y colectivamente por el estres.

Todo esto nos da la percepción de que Quito está recuperándose, aparentemente, de los graves efectos de la movilización indígena que paralizó al país, de los daños ocasionados, los saqueos, las muertes y la división de los ecuatorianos. Todo ocurrió en el mes de octubre y miramos el descontrol y la violencia con que se atacó a los bienes públicos y la propiedad privada por lo que, a pesar de los acuerdos entre el gobierno y los enfurecidos dirigentes indígenas, las huellas de las heridas quedan marcadas, en unos y otros. Quito es una ciudad que no se rinde ni se doblega, es la ciudad donde se dio el Primer Grito de la Independencia de América, en las faldas del Pichincha se forjó la libertad y la Patria Ecuatoriana, Soberana e Independiente. Quito sabe levantarse y sobreponerse.

No podemos dejar de lado el fuerte nexo que históricamente tienen Latacunga y la Capital; latacungueños han migrado a Quito para engrandecerla en las artes, las ciencias, la cultura y muchas otras actividades sociales, económicas y políticas en las que han destacado y han sido reconocidos; muchos, mediante el trabajo digno, han logrado mejorar sus condiciones de vida personal y familiar, con legítimo derecho. Los que seguimos en Latacunga, con dolor reconocemos que no se recupera de la emergencia eruptiva del Cotopaxi, la crisis económica, el paro nacional y sigue sumida en el letargo producido por la vanidosa superficialidad figurativa de alcaldes y concejales (as) que no han asumido el encargo de trabajar con responsabilidad por la ciudad que paga sus altas remuneraciones.