BYRON BURBANO MORENO
Latacunga tiene graves problemas de inseguridad. Lamentablemente la delincuencia nos invade y en cualquier sitio de la ciudad se producen actos que atentan contra la integridad física de los habitantes y los bienes materiales. Carecemos de protección del Estado porque los gobiernos ponen atención solamente a los acontecimientos de otras ciudades, denominadas como grandes: Quito, Guayaquil o cualquier otra que incida en las encuestas de aceptación y reconocimiento.
Para muestra vale decir que en el tema de movilidad, tránsito y transporte terrestre somos un cantón de tercera, porque a criterio de algunos tecnócratas que merodean los ministerios e instituciones públicas, para realizar “estudios y proyectos” por los que reciben cuantiosos honorarios, se les ocurrió que no estamos en capacidad de implementar un microsistema de seguridad en nuestra ciudad y de controlar el transporte, lo que ha derivado en descontrol total.
Hemos perdido la posibilidad de salir a recorrer nuestra propia ciudad en horas de la noche para admirar sus encantos tradicionales y su centro histórico y refugiarnos en nuestras casas, bajo siete candados, y rodeada, cual penitenciaría, de alambradas eléctricas, para evitar el ataque de delincuentes que no respetan los más elementales derechos de las personas, las familias, la sociedad en general, a lo que se añade la inacción e inefectividad de los policías, que no actúan por temor a ser ellos enjuiciados por violentar los derechos de los asaltantes, ladrones, robacarros, estafadores, embaucadores, limitándose a realizar lo que les gusta: “controles” de licencias de conducir, controles de consumo de bebidas alcohólicas.
En este último caso, cuando la situación no se ha aclarado en el lugar de control, los choferes profesionales y otros conductores son detenidos, esposados, trasladados al Centro de Rehabilitación Social y encarcelados junto a toda clase de delincuentes por varios días, para ellos no hay derechos humanos que proteger.
Si usted va a salir de la ciudad por carnaval, tome todas las precauciones, active las alarmas, comunique a familiares, pida el favor de ver y cuidar su casa a los vecinos de su confianza, ofreciendo reciprocidad y encomiéndese a Dios Todopoderoso para que al retorno tenga por lo menos donde dormir.