Pensar en el mañana

El escenario cambió. La doctrina decía vive hoy. No pienses en mañana. Ahora nos toca aplicar las dos teorías. Disfrutar de cada día con salud y obligatoriamente planear que vamos a hacer cuando pase la cuarentena.

La economía está por los suelos. Hay incertidumbre. Entonces debemos convencernos que toca priorizar los gastos, trabajar en lo que haya, si es posible en emprendimientos propios hasta que volvamos a estabilizarnos. Ser solidarios, y como escuche por ahí. Estudiar que significar sobrevivir en una economía de guerra. La mayoría de ecuatorianos fuimos privilegiados, teníamos para todo o para casi todo. Ya no será así.

Ratificamos, que hay que volver los ojos al campo. Ahí están los alimentos. Se debe dar impulso a este sector; a la economía local, a los cinturones alimentarios que rodean las ciudades. Involucrarse todos, para también eliminar la especulación, que en estos días lo sentimos también desde los productores.

De paso, fomentamos lo orgánico y beneficiamos al medio ambiente, que a la fuerza lo hemos limpiado.

Definitivamente. Nada será igual.

Corresponde también cambiar nuestros hábitos sociales y de higiene. Imitar a los japoneses. Zapatos afuera. Ropa de trabajo. Constante aseo personal. Que el interior de la casa sea un templo, porque ahí están a quienes más amamos. Ser disciplinados. Obedecer las reglas. Respetar a la autoridad. Nos guste o no.

Y volver a la espiritualidad. La buena energía. La oración nos mantendrá vivos en la fe. Y con ganas de seguir luchando, en momentos tan adversos como el presente y futuro.

Ojalá la economía mundial mejore, por lo menos para que se recupere el precio del petróleo y se reactive la exportación. Si eso ocurre, habremos dado un gran paso. Por el otro lado toca ser más creativos para no depender en todo, del exterior.