Estampida de tortugas

Estimado lector o lectora, ¿sabe usted, qué es la convergencia en el ámbito de los medios de comunicación? Muy probablemente le sea desconocida, tanto en su significado como en su aplicación real.

En Ecuador no existe la convergencia de medios de comunicación, que no es otra cosa que reconocer la transformación y evolución tanto de radio, periódicos impresos, revistas y televisión por la influencia de los dispositivos digitales e Internet y sus cambios vertiginosos, así como el reconocimiento de usuarios y audiencias diferenciadas para cada contenido.

¿Usted, estimado lector o lectora, ha sido parte de algún estudio sobre audiencias? ¿Alguien le ha preguntado qué consume, habitualmente, dónde, a qué hora? No, ¿verdad?. Esto se debe a que desde las universidades y los propios medios no existe un trabajo unificado y convergente para estudiar las trasformaciones mediáticas.

Son ya más de 10 años que la cultura de convergencia removió los conceptos en las formas de investigar los medios, pero no removió a los medios, que siguieron tan campantes como un galápago en la reserva natural, sin preocuparse de que fuera de su ambiente, los cambios se estaban dando vertiginosamente.

Una de las razones por las cuales los medios públicos no surgieron fue que quien los inventó tuvo un pensamiento de galápago en parque natural y, como Darwin, no pensó en la evolución mediática, porque la política tampoco se ha transformado y los medios privados aún siguen siendo tan rápidos como tortuga en incendio.

Si no, mire usted: seguimos viendo ‘Yo soy Betty, la fea’, reposiciones de las sagas de televisión nacional de los 90 y ecos de ruedas de prensa virtuales con un día de diferencia, sin análisis profundo.

Los medios públicos perdieron impacto político en manipulación e incidencia de la opinión pública, se quedaron sin intelectuales orgánicos, es decir, sin nada de contenido.

Un mea culpa, todos los medios en el país son tan rápidos como una estampida de tortugas.