Falacias políticas

Las falacias de ciertos políticos son deplorables, lastimeras, engañosas y groseras. En los 10 últimos años vivimos y soportamos mentiras y engaños en palabras de un hábil argumentador que acudió al lado emocional de las personas, que terminaron delatando los fines espurios que perseguían.

Yachay e Ikiam son monumentales símbolos. Universidades elevadas discursivamente a niveles de prestigio mundial, ahora con observaciones administrativas, conceptuales y de criterio.

Esperemos que no ocurra con la Universidad Nacional de Educación (UNAE). Sus objetivos teóricos, claros y ambiciosos, contienen formación docente, investigaciones pedagógicas y didácticas, análisis del sistema nacional con formulación de políticas para buen vivir, interculturalidad, generación de paradigmas e innovación. Incluyen investigación en pedagogía, ciencia, tecnología, procesos de aprendizaje, diseño curricular, didácticas, inclusión y organización escolar.

Para Reimers y Chung, de la Universidad de Harvard, es difícil separar los elementos del sistema educativo de la problemática política-económica-cultural. Hay que enfrentar las coyunturas. Singapur lo hizo creando organismos eficientes: la Academia de Maestros, el Instituto de Educación Docente, el Consejo Nacional de Investigación, con óptimos resultados.

La UNAE debe ser socio del maestro, el hogar de la profesión docente, no la institución que duplique las ofertas de los institutos pedagógicos y universidades, sino la que se constituya en el núcleo abastecedor de información para solucionar temas como corrupción, injusticia, polución y desempleo.

Que sea el ente educativo, capacitador en asignaturas o en ejes transversales de ética, investigación, competencias, creatividad, innovación, tecnología y pensamiento crítico.

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