Juventudes y participación

POR: BYRON BANGUERA SALDARRIAGA

En la actualidad se viene hablando del notable cambio que se produjo en las juventudes en los últimos años. Los instalados prejuicios que los muestra (o mostraba) como desinteresados en la política, egoístas y descreídos resultaron funcionales durante una época en donde no se les fomentó ningún tipo de deseo por participar ni involucrarse pero que parecieran no regir más.

Algo cambió. Y, consecuentemente, los políticos encontraron en esa facción etaria un gran caudal de personas con ganas de participar, deseos de transformar aquello que no les gusta y de involucrarse desde diferentes espacios y maneras. Un claro ejemplo de esto es que la relación entre la juventud y la política empezó a ocupar gran parte del discurso mediático, impulsada, principalmente, en los últimos años por varios partidos y movimientos políticos.

Poco a poco, la figura del joven ha ido tomando relevancia y se tiene cada vez más en cuenta en el ámbito político, entendiéndola como un elemento de peso con el potencial de legitimar una fuerza política. Sin embargo, es importante complejizar los tema s que interesan a los jóvenes y no caer en estereotipos. Ni con el del joven fuertemente comprometido, militante aguerrido que dedica su vida a luchar por sus ideales, ni con el extremo opuesto, la imagen del joven al que no le interesa para nada la política, que no tiene proyectos ni metas y que no se preocupa por la realidad social.

Los jóvenes entienden que la participación social tiene que ver con la acción colectiva. Ese ‘colectivo’ se entiende, en primer lugar, como pertenencia a un equipo de trabajo, a valores y objetivos compartidos entre quienes llevan a cabo la actividad socio-comunitaria. En segundo lugar, el sentido ‘colectivo’ tiene que ver con aquellas expresiones de acción masiva que ocurren en el espacio público, en la ‘calle’.

La participación siempre es política, pero no siempre es partidaria. Es fundamental entenderla en el sentido amplio ya que además de estar agrupados en partidos políticos hay otros grupos que participan en el ámbito público y social desde asociaciones civiles, fundaciones, grupos religiosos o agrupaciones no formales. Los jóvenes no son siempre militantes de un partido pero sí militantes de causas, creencias, expectativas y deseos de una sociedad más igualitaria e inclusiva.

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