Apenadas y preocupadas se encontraban ayer las integrantes de las 17 familias (79 personas) del sector 50 Casa al sur de la ciudad de Esmeraldas, que están albergadas en las instalaciones del excolegio Isla Piedad en la ribera del Esmeraldas, que perdieron sus viviendas el 25 de enero de 2016 a causa del desbordamiento del río Teaone.
En la desgracia provocada por la naturaleza, sus casas fueron arrastradas por la corriente; de la misma forma los enseres del hogar que desde esa fecha hasta la actualidad los mantiene en albergues padeciendo muchas necesidades y sin tener una casa propia.
Ellas tendrán que abandonar el espacio que ocupan en la actualidad, por cuanto como es política del actual Gobierno reabrir las escuelas cerradas a nivel todo el país, ese establecimiento entrará en ese proceso, novedad que fue transmitida por el director distrital de Educación de Esmeraldas, Luis Ramírez, en una visita que hiciera al sitio.
Buscan otro lugar
Mientras la autoridad distrital encuentre otro sitio que reúna las condiciones sanitarias y de seguridad para que las familias puedan mudarse al nuevo lugar que los acogerá, seguirán ahí.
Jacinta Charcopa, una de las damnificadas de ese desastre natural, dijo que por un lado la noticia les alegró porque ya no recibirán el maltrato por parte de los habitantes de ese sector, que desde que llegaron les tiraban piedras, maltrataban a los niños, entre otros vejámenes.
Aseguró estar triste porque siempre pensaron que cuando salían de ese lugar lo harían directamente a sus viviendas propias, pero no será así porque hasta la fecha ni las escrituras tienen en sus manos.
Según ella, el director de Avalúos y Catastro del Municipio, Marco Squitana, le informó que un plazo de 15 días les entregará una certificación que indique que cada uno tiene su terreno. Un tanto dudosa dijo que las llevaron al sitio donde les construirán sus viviendas, pero hasta la fecha no hay nada.
Piden paz y tranquilidad
Solicitó que se les construya sus hogares de manera urgente para lograr la tranquilidad y paz que perdieron desde el instante que fueron albergados en un sitio que no es el suyo.
Siguen padeciendo de muchas necesidades como falta de agua que antes le abastecían por tanquero y ahora ya no; y solo se abastecen con las gotitas que les llegan por tubería. Los niños permanecen enfermos con gripe, llenos de granos, y los adultos estresados y con la presión alta.
Senobia Corozo, otra de albergadas, mostró su preocupación, por cuando los más de 40 niños y jóvenes no están matriculados en escuelas y colegios debido a que van a salir del excolegio y no saben a dónde irán nuevamente.
Exhortó a la autoridad educativa para que el nuevo espacio que se les va a entregar reúna todas las condiciones sanitarias y ambientales para que puedan vivir de forma digna. (MES)