En la casa patrimonial más antigua de la ciudad de Esmeraldas, ubicada en las calles Vicente Piedrahita y Pedro Vicente Maldonado, está el negocio de Carmen Ramírez Ramírez. Ella al hablar del estado estructural del inmueble, no oculta su molestia y temor.
Asegura que en los siete años que tiene en el lugar vendiendo pescado, ninguna autoridad ha hecho, por lo menos, la refracción de un madero, más bien revela que luego del terremoto del 16 de abril de 2016, autoridades municipales le advirtieron que la sacarían para derrocar la vieja estructura.
Afirma que no se opuso, pero sí les condicionó que la única forma para abandonar el lugar sería que le entreguen otra casa, debido a que no desea tener la ‘suerte’ de su papá de 95 años con discapacidad, a quien le habrían destruido la vivienda y ahora vive de albergado.
¿Quién debe invertir?
“No puedo ingresar a la casa, porque en cualquier momento se me viene todo y me puede aplastar. Me da miedo, pero no me puedo ir porque le debo al banco”, narra la mujer vendedora de pescado, quien dejó de vender en un triciclo para estar en los bajos del bien patrimonial.
Ella piensa que cada año se asignan recursos al Municipio para reparar las casas patrimoniales, pero en el Cabildo afirman que en caso de bienes privados el arreglo le corresponde al dueño. En caso de llegar a acuerdos, como se lo ha hecho en otras ciudades, una parte del bien se utilizaría como área de exposición cultural.
Mientras se define qué pasaré con ese bien de valor patrimonial que está en el grupo de conjuntos patrimoniales, la vida de Carmen Ramírez, sus clientes y peatones está en riesgo ante un posible colapso estructural. (MGQ)