Por la mejora educativa

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Una aspiración de la mayor parte de los países del globo es llegar a contar con una educación de excelencia que se conduzca con profesionales de alto nivel en todas las ramas del saber, inclinados a la investigación, fases sustanciales del desarrollo general. La Organización para del Desarrollo Económico de las Naciones Unidas (OCDE) ha detectado que algunos estados han emprendido en este empeño, destacándose Finlandia, mediante la aplicación de diversas medidas.

Las reformas operadas en Finlandia, norte de Europa, cerca del polo, han empezado por destinar cerca del 13% del PIB -a la educación- gratuita en todos los niveles; donde se privilegia la inicial y básica, a la cuales se destina a los más cualificados docentes del sistema, que parte fundamentado, como todo buen edificio, para larga duración. Se cuenta con el aporte de cines, bibliotecas, ludotecas y la ayuda familiar. Los chicos tienen una jornada de seis horas de labores, con un intervalo para el almuerzo, pagado por el Estado. Los locales educativos son de primera clase y las escuelas unidocentes son excepcionales para sectores de escasa población.

En Ecuador se ha tratado de mejorar la educación y se ha incrementado el presupuesto para el sector. Se cuenta con edificaciones adecuadas y se ha emprendido en la capacitación y preparación de los educadores. Mas, esta tarea demanda tiempo. Por otra parte no se ha dado el paso sustancial: los mejores maestros deben hallarse en el nivel básico, si esto no ocurre jamás se operará el cambio. Un exministro de Educación, el Dr. Gustavo Peña Triviño, ya señaló una gran verdad: “si no forjamos una excelente educación básica, no tendremos buena educación media ni superior”.

Ese cambio en el sistema se hace inevitable y hay que hacerlo ahora. No podemos esperar buenos profesionales que a su tiempo no aprendieron a leer y escribir correctamente. No todos los seres humanos tienen la mente superior como Tomás Alba Edison, Nikola Tesla o Albert Einstein. Toca entonces al Ministerio de Educación emprender en una carrera contra el tiempo, empezando por ubicar a la altura de las exigencias a todos los educadores con los que ahora cuenta y programar las acciones que sean menester para que los centros superiores de formación de maestros alcancen los niveles requerid09. Sin ser todos brillantes los ecuatorianos tenemos talento para aprender.

Lo pertinente es que la enseñanza-aprendizaje cuente con los elementos pertinentes para la mejora sustancial de la actividad más importante de los seres humanos. El tiempo perdido puede recuperarse y para ello solo falta carácter, decisión y amor a la patria que nos cobija, para lo cual debemos agotar todas las acciones que nos permitan llegar a la cumbre.