El último que apague la luz

RITA CHASING BERNAL

Dicen algunos: que todo está bien, que aquí no pasa nada, total ese problema es de ellos, todas estas falencias ideológicas que no llevan a ningún propósito. Viví en Argentina, en aquellos tiempos no fueron buenos, sentir los rezagos de una verdadera dictadura que se inició en 1975, donde las madres se quejaban de sus hijos desaparecidos, que fueron torturados, masacrados, sacados de sus hogares y embarazadas que fueron llevadas a la clandestinidad para arrancar de su vientre a sus hijos para ser adoptados, donde la crisis económica fue afectando al 90% de los familiares que sí almorzaban, no alcanzaba el dinero para merendar y hasta ahora perdura el dolor.

Este escenario se produce por culpa de unos cuantos que hacen la guerra superficial y que los mismos compatriotas no comprenden que debajo del tapete está en juego la guerra del petróleo, que los grandes capitalistas lo envidian y buscan alternativas como pretexto para armar la guerra; constantemente la humanidad emigra y sigue buscando otros lares para vivir en paz. Según los principios reunidos en la Carta de las Naciones Unidas, las funciones y poderes que contiene el Consejo de Seguridad, son las siguientes: “Mantener la paz y la seguridad internacional en concordancia con los principios y propuestas de las Naciones Unidas”.

Y sigo preguntándome, entonces ¿qué hace el representante de Ecuador, cuando va a esas reuniones de la ONU? ¿van a defender la paz o será que van echar más leña al fuego? Es mejor que se queden en su casa, resuelvan problemas latentes de nuestro país como es la vivienda, dar mejor atención en la salud, evitar la explotación del trabajo de los obreros, recategorizar a profesionales con buena remuneración, reajustar la subida de los precios de los servicios básicos, de los productos de primera necesidad, mejoras salariales, seguridad social y lograr la armonía entre las hermanas provincias que es la preocupación diaria de los ecuatorianos y visitantes.

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