Hundimiento alarma a moradores del barrio Patricio Páez

PELIGRO. La calle del barrio Patricio Páez genera riesgo a los conductores e imposibilita el acceso a sus residentes.
PELIGRO. La calle del barrio Patricio Páez genera riesgo a los conductores e imposibilita el acceso a sus residentes.

Agua potable y recolección de basura, requerimientos que no son atendidos hasta por varias semanas.

Acceder hasta el lugar, invita a no perder de vista las deformaciones en las calles del barrio Patricio Páez, zona alta de la ciudad de Esmeraldas, subiendo por la extensión de la calle Salinas, cerca del estadio Folke Anderson. La preocupación de los moradores, se agudizó debido a la formación de un socavón, que poco a poco los va dejando sin acceso hasta sus hogares.

Jennifer Carvajal, residente de la zona, denuncia que aquella apertura en la vía, fue el inicio de lo que originaron las fuertes lluvias que azotan a la provincia. Inclusive, los adoquines empleados para cubrir la calzada, hoy permanecen en el interior del hoyo, causando accidentes a los automotores que circulan por el lugar.

Para tratar de frenar la situación, una caña ha sido colocada como advertencia para frenar a los vehículos que llegan desde la parte baja, y que por lo empinado no avizoran el peligro al que están expuestos.

Agua empozada

“El agua allí se empoza y al no tener como desfogar, abre los huecos en las calles”, añade José Montezuma, quien ya tiene más de 20 años viviendo en el barrio, y que sus pedidos no solo se extienden a los hoyos de la carretera, sino a la falta de varios servicios básicos en la zona.

El hundimiento en el barrio ‘Patricio Páez’, es solo una de las contrariedades que deben atravesar sus habitantes. Como una contradicción, Miguel Agua, debe descender en su motocicleta cada semana, con cuatro canecas amarradas una a la otra en el asiento trasero, para traer el líquido vital hasta su vivienda ubicada en la parte alta del sector.

Cinco viajes hasta el barrio 13 de Abril, donde el agua si es bombeada, debe realizar para traer al menos 20 canecas, que le permitirán sobrevivir junto a su familia durante la semana. “Me expongo al subir por esta calle que se está hundiendo, los amortiguadores de mi moto se dañan, y si no la tuviera, hasta en hombros me tocaría cargarla para subsistir”, precisa el indignado vecino.

Hasta 20 días sin agua, reclama Eulises González, quien ha tenido que comprar hasta cuatro pomas con agua, cada una a un dólar, lo que le representa un excesivo gasto para solo unos cuantos días.

Sin acceso

“Aquí los recolectores tampoco pasan y vienen cuando les da la gana, entonces uno no puede poner las fundas en los portales porque hay demasiados perros y las dañan”, comenta González, ante la falta de los recorridos de los camiones de basura. Los desechos, como explica el morador, deben ser guardados por varios días, generando molestias y malos olores en las propias viviendas.

Cansados de luchar porque se acojan sus pedidos, invitan a las autoridades a caminar por su sector, a bañarse desde un balde y con una mínima cantidad de agua, a no lavar la ropa muy a menudo, tan solo así, conocerán de cerca las realidades que atraviesan.