Honores post mórtem recuerdan incumplimientos

PANORÁMICA. Ayer en la Iglesia Catedral Cristo Rey de la ciudad de Esmeraldas, se realizó una misa en honor a cuatro militares hace un año en San Lorenzo.
PANORÁMICA. Ayer en la Iglesia Catedral Cristo Rey de la ciudad de Esmeraldas, se realizó una misa en honor a cuatro militares hace un año en San Lorenzo.

Un año después de la dolorosa y prolongada muerte de su hijo, Wílmer Álvarez Pimentel, Martha Pimentel Cortez llora con el mismo desconsuelo como aquel día en que los militares, compañeros de su descendiente, se lo llevaron a casa en un ataúd.

Era 20 de marzo de 2018, cuando en una emboscada en la frontera norte, cantón San Lorenzo, Wílmer y varios compañeros que iban en una patrulla militar recibieron la descarga explosiva. El atentado buscaba no asustar, sino matar a los uniformados.

La carga artesanal colocada en un tanque plástico tenía la capacidad de destruir todo lo que estaba a tres metros y para garantizar más dolor y letalidad, los insurgentes del grupo residual ‘Óliver Simisterra’, a quienes las autoridades atribuyeron el atentado, colocaron clavos, tornillos, tuercas y piedras de ripio que llegaron con violencia a la humanidad de los uniformados.

No llega la ayuda

“Lo hicieron (los terroristas) maquiavélicamente, ruin, altanera y cobarde”, lo dijo con dolor, ayer en el pódium de la Iglesia Catedral ‘Cristo Rey’ de Esmeraldas, el exjefe de Mando único de las Fuerzas Armadas John Merlo León.

Luego pidió un minuto de silencio en honor y Segundo Mosquera Borja, Jairon Sandoval Bajaña, Sergio Elaje Cedeño y el esmeraldeño Wilmer, asesinados mientras patrullaban.

El último en morir fue el hijo de Martha Pimentel Cortez. Transcurrieron 15 días hasta que las heridas le ganaron esa batalla en un hospital de Quito. Durante su tratamiento, revela la mujer, ella y familiares de los otros caídos se reunieron con el Presidente de la República y jefes militares.

Entre los ofrecimientos oficiales estaba la declaratoria de héroes nacional y la entrega de viviendas. Un año después, ninguna de las dos promesas se ha cumplido. “Le dijeron a viuda iba a estar un año el departamento que les dieron. Dicen que le van a dar la casa el terreno pero nada y eso me tiene preocupada”, comentó luego de la misa post mortem en honor a su hijo y tres militares.

‘Sí hay problemas’

Al interior de la Iglesia el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roque Moreira, reconoce ante los medios de comunicación que sí hay problemas con una de las familias de los militares asesinados.

“En todo momento tenemos (Fuerzas Armadas) nuestra Seguridad Social que tiene normado en actos del servicio dar la ayuda a los soldados en cumplimiento de su misión”, destacó el General y aseguró que el tema pendiente será solucionado “en estos días”.

Mientras llega la declaratoria de héroe y la vivienda para los hijos y esposa de Wilmer, su madre, pese a la ayuda psicológica recibida por un profesional particular, al recordar ese 5 de abril que murió su hijo, no logra controlar su llanto de mamá.

PARA SABER

Además de la ceremonia religiosa en Esmeraldas, también se lo hará en Cuerpo de Infantería de Guayaquil.

‘Seguimos con la

misión encomendada’

El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roque Moreira, pese a que ya transcurrió más de un año de los atentados con explosivos en la frontera norte, deja en claro que allá siempre van a existir los riesgos generados inicialmente por las guerrillas y ahora por la delincuencia organizada del vecino país

“Seguiremos con la misión encomendada que es garantizar la paz interna”, comentó con temple militar el General, quien ayer estuvo en la ciudad de Esmeraldas en una ceremonia religiosa en honor a cuatro militares asesinados hace un año en la frontera.