Vuelven intentos de caotizar las universidades

ATILIO RUGEL ALBÁN

Hay personas que actúan de manera contraria a lo que sienten y piensan y proceden así porque el grado de madurez emocional y psicológico no se ha desarrollado y consolidado y para conservar amistades y no entrar en conflicto con el entorno asumen roles y patrones de conducta que desnaturalizan lo que constituye la personalidad, los que han hecho grandes esfuerzos por llegar a la Universidad venciendo factores adversos de pobreza, de distancias y las trabas que siempre existieron antes y hoy donde en el pasado se hacían exámenes de ingreso que tenían destinatarios y que en el correísmo se instituyó una nueva forma de poner barreras más grandes que las murallas de China, se obstaculizó el ingreso.

Y lo digo porque conozco de excelentes mejores egresados de prestigiosos colegios del país, pero con la trampa puesta se los basureó y se los obligó a recibir cursos de preparación para luego decirles que su aspiración de estudiar una profesión escogida, tenían que cambiarla como si ellos fueran los poseedores del talento humano de los estudiantes. De esta forma mezquina de ver las cosas se trunca que el país tenga buenos profesionales, porque los famosos ‘pedagogos y didactas’ así lo estimaron y muchas veces llegan los más ineptos y preparados por las componendas que tienen hijos y parientes de catedráticos y de políticos de alto rango.

Es que así deben decirse las cosas y no ocultar la verdad. ¿Acaso nos gusta vivir sumisos y dejar de lado nuestras aspiraciones y por un complejo que no tiene justificación fingimos estar a gusto con ciertas situaciones producto de una dinámica que nos impulsa a cultivar nuestras acciones y responsabilizarnos de lo que aspiramos a ser y alcanzar? Nadie, sin excepción, tiene que apoyarse en el bastón de otros para que suplan nuestras carencias y luego en la vida profesional ser ‘un don nadie’. El tiempo da la razón. ¿Cuántos títulos falsos han emitido las universidades en el país, de personas que jamás asistieron a clase y tienen el cinismo de colocarlos como currículo en concursos de la mal llamada meritocracia?

Hay personas que no pisan los 30 años de edad y el cuerpo de ellos está forrado de diplomas de doctorados, maestrías y PhD porque desgraciadamente la educación se convirtió en mercancía; me temo que sean superdotados y que constituyen excepciones. Llegó la hora de decir la verdad y desarrollar y potenciar nuestra individualidad y crecimiento personal; pero sin trampas.