Portarretrato

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Nos quedamos con el marco, con el porta, y perdimos el retrato, la caricatura, la fidelidad y la exageración. La naturaleza física no nos permite perder las radiografías, las ecografías y otras más, recordemos que en un retrato (pintado, anterior a la fotografía trucada) se disimulaban los defectos, en las caricaturas se exageraban los mismos defectos. Compare las fotografías oficiales de Rafael con las caricaturas de Bonil. En las radiografías, perdemos las carnes y quedamos en manchas, más o menos oscuras, de huesos y músculos.

Después de miles de años de una imagen idealizada de la Patria – desde los romanos con su ciudad y su Senado y los griegos con sus ágoras democráticas (democracia de esa época sin mujeres ni esclavos) hasta nuestra “Patria, tierra sagrada de honor e hidalguía…” con la que crecimos y vivimos hasta hace algunos años. Qué nos queda de ella? Volcanes y cielos porque somos impotentes de robarlos, venderlos o destruirlos.

Secretos a voces que no indignan a nadie, que nos enfrentan a todos, se sientan o no afectados, una estructura esclavista desde hace más de medio siglo de vigencia, esclavitud protegida por los mandos medios y altos de la República. Así se explica en Los Ríos y Santo Domingo, que La Furokawa en sus plantaciones de abacá mantenga personas nacidas en sus tierras concesionadas sin identificación y al margen de la protección de tanto derecho humano que decimos respetar y defender, este ejemplo de coloniaje y esclavización ha merecido condecoraciones de la Presidencia de la República y de un Congreso o Asamblea Nacional.

Con nuestra capacidad de no ver, no oír, no sentir y peor gritar contra los robos escandalosos, las fugas diplomáticas, los títulos académicos falsos queda el amparo – tan socorrido hoy día – de ese truco que fue la Constitución de Montecristi. Un truco no se deshace con la Ley, se lo acaba de un tajo.

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