Una familia está en riesgo de quedarse sin vivienda

SITUACIÓN. A punto del colapso está la vivienda de Melba Klínger, que espera que las autoridades del Miduvi la visiten y constaten el estado de la casa.
SITUACIÓN. A punto del colapso está la vivienda de Melba Klínger, que espera que las autoridades del Miduvi la visiten y constaten el estado de la casa.

Entristecida y pensando qué hacer para levantar su casa de construcción de caña guadúa, madera y zinc de unos cinco metros de frente por cinco de fondo, estaba ayer Melba Klínger Rodríguez, de 56 años, residente del sector ‘La Florida’, barrio 15 de Marzo al sur de la ciudad de Esmeraldas.

La vivienda de más de tres décadas de construida fue afectada con el terremoto del 16 de abril de 2016, quedando a punto de caerse en su totalidad, solo unos tres pilares la sostienen, caso contrario se hubiera desplomado aplastando a sus ocupantes, Melba y a su hija de 22 Años.

A pesar del enorme riesgo que representa vivir en esa infraestructura vetusta y destruida, sus ocupantes la siguen habitando, aduciendo que no la desocupan por no tener dónde más ir, mucho menos cuando su propietaria es viuda y no tiene trabajo para levantar una casa de hormigón y con todas las comodidades.

Incertidumbre e incomodidad

Melba dice tener miedo a seguir viviendo en ese lugar en estado deplorable, por lo que pide a las autoridades del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIdivi) que se la considere en el programa ‘Misión Casa Para Todos’, para cumplir su sueño de tener una vivienda digna, donde no se moje con las lluvias, ni los dueños de lo ajeno le roben lo poco que tiene.

La preocupada mujer dice que se cansó que subir y bajar de las oficinas del Miduvi para que la incluyan en el programa habitacional que impulsa el Gobierno Nacional, pero no fue considerada, agregando que cada vez que iba no le hacían caso, por eso vive en condiciones de externa pobreza.

Para subsistir sale a buscar trabajo de limpieza de casas y a realizar otras actividades domésticas, donde se gana para medio comer y pagar los servicios básicos.

Gabriela Torres Klínger, de 22 años, hija de Melba, expresó que ya no quiere vivir ahí porque teme que con otro movimiento telúrico la casa en su totalidad caiga sobre su humanidad.

Que espere

La joven, que aspira a ingresar a la educación superior a la carrera de Trabajo Social, exhortó al Presidente de la República, a la alcaldesa, Lucía Sosa, y a quienes tengan que ver con la construcción de viviendas para los pobres, que la tomen en cuenta, porque desea vivir en mejores condiciones.

Gabriela agregó que también acompañaba a su madre en las gestiones para la consecución de una nueva vivienda, pero no tuvieron ninguna respuesta, incluso, dijo, que viven en incertidumbre porque no saben en qué momento vuelve a temblar la tierra y queden atrapadas entre la madera, el zinc y los pocos enseres que tienen en la vetusta casa.

Casa vecina destruida

Contiguo a la vivienda de Melba, está otra casa en las mismas condiciones a punto de caerse. Tiene el mismo tipo de construcción, donde vive Rocío Klínger, con sus dos hijos: uno de 17 y otra de 22 años.

La pared de enfrente está cubierta con algunos metros de plásticos, el piso de madera está caído sobre la tierra y el resto de las paredes de caña guadúa está podrida.

También fueron afectados por el terremoto del 16 de abril, pero tampoco han recibido la ayuda gubernamental, por lo que demandan atención para mejorar sus condiciones de vida, porque igual que los demás que fueron atendidos con nuevas casas, también tienen derecho a vivir una vida digna.