No caer en populismos

Kléber Mantilla Cisneros

Una marcada crisis institucional se junta al desprestigio político y destitución, de un cura y tres prosélitos, de un incierto Consejo de Participación Ciudadana. Los partidos políticos durante el populismo dictatorial dejaron de ser formadores de la experiencia política y órganos de representación de la ciudadanía. Persiste el riesgo de repetir el ‘socialismo del siglo XXI’ como ocurre en Argentina.

El aumento de pobreza, inflación del peso, desempleo, deuda con el FMI y la recesión económica levantaron un escenario caótico diseñado por Mauricio Macri y su reforma neoliberal, que lo anuló frente a más de la mitad del electorado. En las primarias ganó el kirchnerista Alberto Fernández, cuya estrategia fue esperar con paciencia.

Esto junto a su binomio, Cristina Fernández de Kirchner, encargada, durante 12 años, de dividir a la sociedad entre ‘patria’ versus ‘anti-patria’ para hoy retomarlo, pese a los escalofriantes pasajes de corrupción. Jorge Lanata denomina ‘la grieta’ a esa antinomia del populismo hegemónico contra esa oposición fragmentada sin ojos. Algo que tenemos que analizar.

El parecido con Ecuador es alarmante. Excepto por el uso del dólar, aquí hay pobreza, delincuencia, desempleo, migración venezolana, deuda con el FMI, jubilados en alza, hospitales suspendidos y políticas reformistas con matiz neoliberal. Lenín Moreno ejerce un gobierno anodino con bajísimos niveles de aceptación pese a sus propuestas de diálogo y acercamientos al socialcristianismo.

Esta etapa de transición, mediocridad intelectual heredada y fraccionamiento político arrastrado junto a la aparición de espontáneos actores políticos de un fiasco, perfilan un panorama propicio para los ‘outsiders’ que mueven multitudes, pero son ajenas al oficio público y la administración.

‘La grieta’ de la oposición frente al populismo tal vez se rompa al unir conocimiento, técnica, experiencia y exigir la inscripción de candidatos con elevado coeficiente intelectual y ética, con habilidades gerenciales, comunicativas y manejo de temas ambientales. Qué triunfe la razón y no las emociones. No otra Venezuela o Argentina en caos.

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