El terrorismo nos afecta a todos

Seis bombas han estallado en la Universidad de Guayaquil. Solo se registran pérdidas materiales, pero se ha sembrado el terror entre sus estudiantes, profesores, funcionarios y trabajadores en general. El resto de la sociedad y las autoridades no podemos dar la espalda y ver estos hechos como privativos de ese centro de educación superior. Lo ocurrido pone de relieve la debilidad actual de nuestras instituciones.

Sería un error de impredecibles consecuencias. El problema del terrorismo nos involucra y afecta a todos y es un cáncer que debe atajarse a tiempo, porque sus ramificaciones y posicionamiento social pudieran ser incontrolables. Basta con mirar hacia Colombia o México. Las pugnas por el control de la universidad pública más grande del país, con métodos de esta naturaleza trascienden sus muros.

Los Derechos Humanos nos plantean la dialéctica más exigente: la del “yo” y del “otro”. Lo realmente difícil de la vida social es precisamente vivir con los demás. Estos actos delincuenciales deben tratarse como tales, pues son ajenos a los principios de convivencia humana. El terrorismo, del signo que sea, es una amenaza para la supervivencia de la democracia.

Ninguna persona o autoridad puede actuar en contra de esas normas universales y menos echando mano al terrorismo. No nos debemos achicar ante el fatalismo y la violencia. Las amenazas y demandas demagógicas, no deben prevalecer. El Estado, con todos sus instrumentos e instituciones en acción, tiene la obligación de develar su origen, reprimir, detener y poner en manos de la justicia a sus actores e instigadores.


Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener”. Jules Renard Escritor y dramaturgo francés (1864-1910)

Las críticas no serán agradables, pero son necesarias”. Winston Churchill Político británico (1874-1965)