No, no hemos ganado

RITA MACÍAS ZAMBRANO

Terminados 11 días de zozobra y vandalismo provocado por infiltrados en la movilización indígena y ya lograda la tan ansiada paz, disipado el humo de las bombas y el efecto de los gases; ya bajo la fría reflexión combinada con la tranquilidad de mantener el subsidio de la gasolina extra y del diésel y la publicación de un nuevo Decreto, pero analizando las pérdidas materiales y económicas para todo el país, y, sobre todo, para nuestra capital de la República en cuanto a los edificios y vehículos incendiados, calles destrozadas, destrucción del patrimonio y la desconfiguración del ornato de la ‘carita de Dios’, pero, sobre todo, por las muertes de hermanos indígenas, ataques entre el pueblo y fuerza pública, cabe concluir que definitivamente ¡perdimos! si la democracia perdió al verse fragmentada.

De un momento a otro se nota que han resurgido más correístas radicales que defienden a su ‘ídolo’ como que si estuvieran enceguecidos por alguna maniobra satánica; aparecen también más ecuatorianos unidos, más que por la razón, dejándose llevar por el regionalismo y su inclinación política defendiendo la postura neoliberal que dice: “Nadie como Nebot para defender su propia casa”.

Hemos perdido cuando aparecen opiniones indolentes dañando la imagen de líderes, de los máximos dirigentes indígenas, llevados más por la envidia al ver que estos hombres, cierto o no, pudieran ser dueños de vastos territorios, transportes o cantidades de dinero y no porque estén seguros de que así sea, sino por la impotencia de saber que en sus destinos jamás cabrían esas bendiciones y es que quizás de ser cierto, estos hombres… líderes hoy de sus Comunas, fueron pequeños niños que junto con sus padres labraron la tierra y ordeñaron sus vacas al inicio del alba.

Y si fuera cierto de las posesiones que se hablan, pues, sería lo justo a esas interminables horas de trabajo en sus latifundios, porque una cosa si es seguro, ellos no nacieron en ‘cunas de oro’ como los grandes oligarcas, con nodrizas ni profesores particulares en casa y si uno de ellos ha pisado grandes y prestigiadas universidades, es porque muchos han sido apadrinados por fundaciones que se lo permitieron.

No, no hemos ganado cuando hoy por hoy se vierte más odio entre hermanos ecuatorianos con una fuerza más recalcitrante que la que tuviera la gasolina misma para provocar un incendio, si aquella gasolina, cuyo subsidio fue el detonante para el paro, que terminó pero que abrió más brechas en este pueblo de paz.

[email protected]

RITA MACÍAS ZAMBRANO

Terminados 11 días de zozobra y vandalismo provocado por infiltrados en la movilización indígena y ya lograda la tan ansiada paz, disipado el humo de las bombas y el efecto de los gases; ya bajo la fría reflexión combinada con la tranquilidad de mantener el subsidio de la gasolina extra y del diésel y la publicación de un nuevo Decreto, pero analizando las pérdidas materiales y económicas para todo el país, y, sobre todo, para nuestra capital de la República en cuanto a los edificios y vehículos incendiados, calles destrozadas, destrucción del patrimonio y la desconfiguración del ornato de la ‘carita de Dios’, pero, sobre todo, por las muertes de hermanos indígenas, ataques entre el pueblo y fuerza pública, cabe concluir que definitivamente ¡perdimos! si la democracia perdió al verse fragmentada.

De un momento a otro se nota que han resurgido más correístas radicales que defienden a su ‘ídolo’ como que si estuvieran enceguecidos por alguna maniobra satánica; aparecen también más ecuatorianos unidos, más que por la razón, dejándose llevar por el regionalismo y su inclinación política defendiendo la postura neoliberal que dice: “Nadie como Nebot para defender su propia casa”.

Hemos perdido cuando aparecen opiniones indolentes dañando la imagen de líderes, de los máximos dirigentes indígenas, llevados más por la envidia al ver que estos hombres, cierto o no, pudieran ser dueños de vastos territorios, transportes o cantidades de dinero y no porque estén seguros de que así sea, sino por la impotencia de saber que en sus destinos jamás cabrían esas bendiciones y es que quizás de ser cierto, estos hombres… líderes hoy de sus Comunas, fueron pequeños niños que junto con sus padres labraron la tierra y ordeñaron sus vacas al inicio del alba.

Y si fuera cierto de las posesiones que se hablan, pues, sería lo justo a esas interminables horas de trabajo en sus latifundios, porque una cosa si es seguro, ellos no nacieron en ‘cunas de oro’ como los grandes oligarcas, con nodrizas ni profesores particulares en casa y si uno de ellos ha pisado grandes y prestigiadas universidades, es porque muchos han sido apadrinados por fundaciones que se lo permitieron.

No, no hemos ganado cuando hoy por hoy se vierte más odio entre hermanos ecuatorianos con una fuerza más recalcitrante que la que tuviera la gasolina misma para provocar un incendio, si aquella gasolina, cuyo subsidio fue el detonante para el paro, que terminó pero que abrió más brechas en este pueblo de paz.

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RITA MACÍAS ZAMBRANO

Terminados 11 días de zozobra y vandalismo provocado por infiltrados en la movilización indígena y ya lograda la tan ansiada paz, disipado el humo de las bombas y el efecto de los gases; ya bajo la fría reflexión combinada con la tranquilidad de mantener el subsidio de la gasolina extra y del diésel y la publicación de un nuevo Decreto, pero analizando las pérdidas materiales y económicas para todo el país, y, sobre todo, para nuestra capital de la República en cuanto a los edificios y vehículos incendiados, calles destrozadas, destrucción del patrimonio y la desconfiguración del ornato de la ‘carita de Dios’, pero, sobre todo, por las muertes de hermanos indígenas, ataques entre el pueblo y fuerza pública, cabe concluir que definitivamente ¡perdimos! si la democracia perdió al verse fragmentada.

De un momento a otro se nota que han resurgido más correístas radicales que defienden a su ‘ídolo’ como que si estuvieran enceguecidos por alguna maniobra satánica; aparecen también más ecuatorianos unidos, más que por la razón, dejándose llevar por el regionalismo y su inclinación política defendiendo la postura neoliberal que dice: “Nadie como Nebot para defender su propia casa”.

Hemos perdido cuando aparecen opiniones indolentes dañando la imagen de líderes, de los máximos dirigentes indígenas, llevados más por la envidia al ver que estos hombres, cierto o no, pudieran ser dueños de vastos territorios, transportes o cantidades de dinero y no porque estén seguros de que así sea, sino por la impotencia de saber que en sus destinos jamás cabrían esas bendiciones y es que quizás de ser cierto, estos hombres… líderes hoy de sus Comunas, fueron pequeños niños que junto con sus padres labraron la tierra y ordeñaron sus vacas al inicio del alba.

Y si fuera cierto de las posesiones que se hablan, pues, sería lo justo a esas interminables horas de trabajo en sus latifundios, porque una cosa si es seguro, ellos no nacieron en ‘cunas de oro’ como los grandes oligarcas, con nodrizas ni profesores particulares en casa y si uno de ellos ha pisado grandes y prestigiadas universidades, es porque muchos han sido apadrinados por fundaciones que se lo permitieron.

No, no hemos ganado cuando hoy por hoy se vierte más odio entre hermanos ecuatorianos con una fuerza más recalcitrante que la que tuviera la gasolina misma para provocar un incendio, si aquella gasolina, cuyo subsidio fue el detonante para el paro, que terminó pero que abrió más brechas en este pueblo de paz.

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RITA MACÍAS ZAMBRANO

Terminados 11 días de zozobra y vandalismo provocado por infiltrados en la movilización indígena y ya lograda la tan ansiada paz, disipado el humo de las bombas y el efecto de los gases; ya bajo la fría reflexión combinada con la tranquilidad de mantener el subsidio de la gasolina extra y del diésel y la publicación de un nuevo Decreto, pero analizando las pérdidas materiales y económicas para todo el país, y, sobre todo, para nuestra capital de la República en cuanto a los edificios y vehículos incendiados, calles destrozadas, destrucción del patrimonio y la desconfiguración del ornato de la ‘carita de Dios’, pero, sobre todo, por las muertes de hermanos indígenas, ataques entre el pueblo y fuerza pública, cabe concluir que definitivamente ¡perdimos! si la democracia perdió al verse fragmentada.

De un momento a otro se nota que han resurgido más correístas radicales que defienden a su ‘ídolo’ como que si estuvieran enceguecidos por alguna maniobra satánica; aparecen también más ecuatorianos unidos, más que por la razón, dejándose llevar por el regionalismo y su inclinación política defendiendo la postura neoliberal que dice: “Nadie como Nebot para defender su propia casa”.

Hemos perdido cuando aparecen opiniones indolentes dañando la imagen de líderes, de los máximos dirigentes indígenas, llevados más por la envidia al ver que estos hombres, cierto o no, pudieran ser dueños de vastos territorios, transportes o cantidades de dinero y no porque estén seguros de que así sea, sino por la impotencia de saber que en sus destinos jamás cabrían esas bendiciones y es que quizás de ser cierto, estos hombres… líderes hoy de sus Comunas, fueron pequeños niños que junto con sus padres labraron la tierra y ordeñaron sus vacas al inicio del alba.

Y si fuera cierto de las posesiones que se hablan, pues, sería lo justo a esas interminables horas de trabajo en sus latifundios, porque una cosa si es seguro, ellos no nacieron en ‘cunas de oro’ como los grandes oligarcas, con nodrizas ni profesores particulares en casa y si uno de ellos ha pisado grandes y prestigiadas universidades, es porque muchos han sido apadrinados por fundaciones que se lo permitieron.

No, no hemos ganado cuando hoy por hoy se vierte más odio entre hermanos ecuatorianos con una fuerza más recalcitrante que la que tuviera la gasolina misma para provocar un incendio, si aquella gasolina, cuyo subsidio fue el detonante para el paro, que terminó pero que abrió más brechas en este pueblo de paz.

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