Inconformidad por sentencia a chofer que ocasionó la muerte de tres profesoras

“Lo indignante es que el conductor salió feliz de la audiencia, diciendo ‘lo logramos’, como que los tres años que le dieron fueron un chiste o las que fallecieron eran unos animales”, expresó con enojo Rubén Pazmiño Quiñónez, hijo de Luz del Carmen Quiñónez Quiñónez, una de las tres docentes que murieron el pasado 7 de junio mientras se trasladaban en un vehículo blanco, que chocó contra la parte posterior de una volqueta estacionada a la altura de Casa Bonita, zona sur de la ciudad de Esmeraldas.

La sentencia resuelta el pasado lunes en la sala de audiencias de la Unidad de Vigilancia Comunitaria, emitió para el conductor del vehículo, Jéfferson N., hijo de crianza de una de las fallecidas, Jenny Victoria Nazareno Tenorio, la pena de tres años de privación de libertad, por el delito de muerte culposa.

De acuerdo con Rubén Pazmiño Quiñónez, el juez, quien llevó adelante el caso, habría establecido un año de prisión por cada muerte, solo porque el inculpado se habría quedado en el sitio.

Familiares inconformes

Ello generó inconformidad entre los familiares de la maestra Carmen Yinabel Quintero Vélez, oriunda de la parroquia Tonchigüe. Añadió que al imputado jamás se le realizó la prueba de sangre para comprobar si existían o no rastros de sustancias sujetas a fiscalización, pues, a las fallecidas sí se las practicaron.

“Estamos tratando de buscar una apelación, porque los familiares del chico no estuvieron en la audiencia. Se puede decir que no hubo transparencia”, manifestó el joven de 26 años, mayor de cuatro hermanos.

Para el hijo de la docente la apelación a la sentencia continuará, asegurando que buscan que se aplique una pena contra el culpable entre 10 a 12 años de prisión, de acuerdo con el artículo 376, del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

“Allí se detalla la muerte causada por un conductor en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias estupefacientes, psicotrópicas o preparados que las contengan, recibiría esa pena”, refirió Pazmiño.

Vía peligrosa

El pasado sábado 24 de agosto, en la vía principal Atacames-Esmeraldas, en la salida del sector ‘Mi Casa Bonita’, Ana Quiñónez Cheme, docente de 30 años, murió de manera instantánea al ser embestida por otro vehículo, mientras ella se movilizaba junto a su pequeño hijo de 9 años.

El menor resultó herido y fue llevado hasta el hospital Delfina Torres de Concha. Por los recurrentes hechos que se vienen sucediendo, esa vía ha sido considerada de alto riesgo, por el flujo vehicular constante y los límites de seguridad irrespetados.

“Lo indignante es que el conductor salió feliz de la audiencia, diciendo ‘lo logramos’, como que los tres años que le dieron fueron un chiste o las que fallecieron eran unos animales”, expresó con enojo Rubén Pazmiño Quiñónez, hijo de Luz del Carmen Quiñónez Quiñónez, una de las tres docentes que murieron el pasado 7 de junio mientras se trasladaban en un vehículo blanco, que chocó contra la parte posterior de una volqueta estacionada a la altura de Casa Bonita, zona sur de la ciudad de Esmeraldas.

La sentencia resuelta el pasado lunes en la sala de audiencias de la Unidad de Vigilancia Comunitaria, emitió para el conductor del vehículo, Jéfferson N., hijo de crianza de una de las fallecidas, Jenny Victoria Nazareno Tenorio, la pena de tres años de privación de libertad, por el delito de muerte culposa.

De acuerdo con Rubén Pazmiño Quiñónez, el juez, quien llevó adelante el caso, habría establecido un año de prisión por cada muerte, solo porque el inculpado se habría quedado en el sitio.

Familiares inconformes

Ello generó inconformidad entre los familiares de la maestra Carmen Yinabel Quintero Vélez, oriunda de la parroquia Tonchigüe. Añadió que al imputado jamás se le realizó la prueba de sangre para comprobar si existían o no rastros de sustancias sujetas a fiscalización, pues, a las fallecidas sí se las practicaron.

“Estamos tratando de buscar una apelación, porque los familiares del chico no estuvieron en la audiencia. Se puede decir que no hubo transparencia”, manifestó el joven de 26 años, mayor de cuatro hermanos.

Para el hijo de la docente la apelación a la sentencia continuará, asegurando que buscan que se aplique una pena contra el culpable entre 10 a 12 años de prisión, de acuerdo con el artículo 376, del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

“Allí se detalla la muerte causada por un conductor en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias estupefacientes, psicotrópicas o preparados que las contengan, recibiría esa pena”, refirió Pazmiño.

Vía peligrosa

El pasado sábado 24 de agosto, en la vía principal Atacames-Esmeraldas, en la salida del sector ‘Mi Casa Bonita’, Ana Quiñónez Cheme, docente de 30 años, murió de manera instantánea al ser embestida por otro vehículo, mientras ella se movilizaba junto a su pequeño hijo de 9 años.

El menor resultó herido y fue llevado hasta el hospital Delfina Torres de Concha. Por los recurrentes hechos que se vienen sucediendo, esa vía ha sido considerada de alto riesgo, por el flujo vehicular constante y los límites de seguridad irrespetados.

“Lo indignante es que el conductor salió feliz de la audiencia, diciendo ‘lo logramos’, como que los tres años que le dieron fueron un chiste o las que fallecieron eran unos animales”, expresó con enojo Rubén Pazmiño Quiñónez, hijo de Luz del Carmen Quiñónez Quiñónez, una de las tres docentes que murieron el pasado 7 de junio mientras se trasladaban en un vehículo blanco, que chocó contra la parte posterior de una volqueta estacionada a la altura de Casa Bonita, zona sur de la ciudad de Esmeraldas.

La sentencia resuelta el pasado lunes en la sala de audiencias de la Unidad de Vigilancia Comunitaria, emitió para el conductor del vehículo, Jéfferson N., hijo de crianza de una de las fallecidas, Jenny Victoria Nazareno Tenorio, la pena de tres años de privación de libertad, por el delito de muerte culposa.

De acuerdo con Rubén Pazmiño Quiñónez, el juez, quien llevó adelante el caso, habría establecido un año de prisión por cada muerte, solo porque el inculpado se habría quedado en el sitio.

Familiares inconformes

Ello generó inconformidad entre los familiares de la maestra Carmen Yinabel Quintero Vélez, oriunda de la parroquia Tonchigüe. Añadió que al imputado jamás se le realizó la prueba de sangre para comprobar si existían o no rastros de sustancias sujetas a fiscalización, pues, a las fallecidas sí se las practicaron.

“Estamos tratando de buscar una apelación, porque los familiares del chico no estuvieron en la audiencia. Se puede decir que no hubo transparencia”, manifestó el joven de 26 años, mayor de cuatro hermanos.

Para el hijo de la docente la apelación a la sentencia continuará, asegurando que buscan que se aplique una pena contra el culpable entre 10 a 12 años de prisión, de acuerdo con el artículo 376, del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

“Allí se detalla la muerte causada por un conductor en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias estupefacientes, psicotrópicas o preparados que las contengan, recibiría esa pena”, refirió Pazmiño.

Vía peligrosa

El pasado sábado 24 de agosto, en la vía principal Atacames-Esmeraldas, en la salida del sector ‘Mi Casa Bonita’, Ana Quiñónez Cheme, docente de 30 años, murió de manera instantánea al ser embestida por otro vehículo, mientras ella se movilizaba junto a su pequeño hijo de 9 años.

El menor resultó herido y fue llevado hasta el hospital Delfina Torres de Concha. Por los recurrentes hechos que se vienen sucediendo, esa vía ha sido considerada de alto riesgo, por el flujo vehicular constante y los límites de seguridad irrespetados.

“Lo indignante es que el conductor salió feliz de la audiencia, diciendo ‘lo logramos’, como que los tres años que le dieron fueron un chiste o las que fallecieron eran unos animales”, expresó con enojo Rubén Pazmiño Quiñónez, hijo de Luz del Carmen Quiñónez Quiñónez, una de las tres docentes que murieron el pasado 7 de junio mientras se trasladaban en un vehículo blanco, que chocó contra la parte posterior de una volqueta estacionada a la altura de Casa Bonita, zona sur de la ciudad de Esmeraldas.

La sentencia resuelta el pasado lunes en la sala de audiencias de la Unidad de Vigilancia Comunitaria, emitió para el conductor del vehículo, Jéfferson N., hijo de crianza de una de las fallecidas, Jenny Victoria Nazareno Tenorio, la pena de tres años de privación de libertad, por el delito de muerte culposa.

De acuerdo con Rubén Pazmiño Quiñónez, el juez, quien llevó adelante el caso, habría establecido un año de prisión por cada muerte, solo porque el inculpado se habría quedado en el sitio.

Familiares inconformes

Ello generó inconformidad entre los familiares de la maestra Carmen Yinabel Quintero Vélez, oriunda de la parroquia Tonchigüe. Añadió que al imputado jamás se le realizó la prueba de sangre para comprobar si existían o no rastros de sustancias sujetas a fiscalización, pues, a las fallecidas sí se las practicaron.

“Estamos tratando de buscar una apelación, porque los familiares del chico no estuvieron en la audiencia. Se puede decir que no hubo transparencia”, manifestó el joven de 26 años, mayor de cuatro hermanos.

Para el hijo de la docente la apelación a la sentencia continuará, asegurando que buscan que se aplique una pena contra el culpable entre 10 a 12 años de prisión, de acuerdo con el artículo 376, del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

“Allí se detalla la muerte causada por un conductor en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias estupefacientes, psicotrópicas o preparados que las contengan, recibiría esa pena”, refirió Pazmiño.

Vía peligrosa

El pasado sábado 24 de agosto, en la vía principal Atacames-Esmeraldas, en la salida del sector ‘Mi Casa Bonita’, Ana Quiñónez Cheme, docente de 30 años, murió de manera instantánea al ser embestida por otro vehículo, mientras ella se movilizaba junto a su pequeño hijo de 9 años.

El menor resultó herido y fue llevado hasta el hospital Delfina Torres de Concha. Por los recurrentes hechos que se vienen sucediendo, esa vía ha sido considerada de alto riesgo, por el flujo vehicular constante y los límites de seguridad irrespetados.