Defensa del hombre y el planeta

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Las manifestaciones que llevan a cabo ahora, hombres y mujeres en muchos lugares del planeta, constituyen una significativa advertencia a los gobernantes de todas las naciones, debido a que los manifestantes de hoy son intelectualmente mejor dotados que los de siglos precedentes y poseen armas más influyentes que en el pasado. El desequilibrio en favor de las mayorías se halla en la decisión y ubicación de quienes dirigen los grupos armados legales de cada una de los Estados del orbe.

El problema climático y ecológico que la semana anterior congregó en Madrid a cerca de 200 países de todas partes y miles de personas bajo la iniciativa de las grandes potencias, pero lideradas por una niña sueca, Greta Thumberg, de apenas 16 años, ha llamado la atención general, pues, esta sorprendente adolescente no está litigando esta vez por la igualdad de los sexos, como lo han hecho féminas de mayor edad que le antecedieron, sino que está reclamando el derecho del globo a proseguir dando albergue a los humanos y no conducirlos a su desaparición por el excesivo calentamiento, causado por la industrialización, que los dueños de casi todos los medios de producción industrial desean sin ningún recato.

El presidente de la primera potencia mundial, bélica y económica, Donald Trump, ha dicho que espera “sinceramente” resultados positivos de la presión popular, expresión en la que pocos confían, mientras que la jovencita del norte europeo, aboga por medidas reales como única salvación para la tierra. Si se considera que las niñas constituyen el 60% de no escolarizados en este planeta y dos tercios de los 950 millones de iletrados son mujeres, podemos llegar a la conclusión de que la ruta dirigida por los países desarrollados, para continuar haciendo un reparto inequitativo de la riqueza mundial, la desaparición de las mayorías desatendidas podría convertirse en una práctica que hasta podría constar en las leyes de todos los países que carecen de bombas atómicas.

Cuando los glaciares se están derritiendo, los calores de los polos están superando elevación de temperaturas jamás imaginadas, sería pertinente que la Organización de las Naciones Unidas cumpla el cometido que obligó a su creación en 1945 y los pueblos postergados hagan prevalecer la razón, apoyando las iniciativas de la ONU, para imponer el imperio de la paz universal, apelando al arma más contundente que es la educación.

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Las manifestaciones que llevan a cabo ahora, hombres y mujeres en muchos lugares del planeta, constituyen una significativa advertencia a los gobernantes de todas las naciones, debido a que los manifestantes de hoy son intelectualmente mejor dotados que los de siglos precedentes y poseen armas más influyentes que en el pasado. El desequilibrio en favor de las mayorías se halla en la decisión y ubicación de quienes dirigen los grupos armados legales de cada una de los Estados del orbe.

El problema climático y ecológico que la semana anterior congregó en Madrid a cerca de 200 países de todas partes y miles de personas bajo la iniciativa de las grandes potencias, pero lideradas por una niña sueca, Greta Thumberg, de apenas 16 años, ha llamado la atención general, pues, esta sorprendente adolescente no está litigando esta vez por la igualdad de los sexos, como lo han hecho féminas de mayor edad que le antecedieron, sino que está reclamando el derecho del globo a proseguir dando albergue a los humanos y no conducirlos a su desaparición por el excesivo calentamiento, causado por la industrialización, que los dueños de casi todos los medios de producción industrial desean sin ningún recato.

El presidente de la primera potencia mundial, bélica y económica, Donald Trump, ha dicho que espera “sinceramente” resultados positivos de la presión popular, expresión en la que pocos confían, mientras que la jovencita del norte europeo, aboga por medidas reales como única salvación para la tierra. Si se considera que las niñas constituyen el 60% de no escolarizados en este planeta y dos tercios de los 950 millones de iletrados son mujeres, podemos llegar a la conclusión de que la ruta dirigida por los países desarrollados, para continuar haciendo un reparto inequitativo de la riqueza mundial, la desaparición de las mayorías desatendidas podría convertirse en una práctica que hasta podría constar en las leyes de todos los países que carecen de bombas atómicas.

Cuando los glaciares se están derritiendo, los calores de los polos están superando elevación de temperaturas jamás imaginadas, sería pertinente que la Organización de las Naciones Unidas cumpla el cometido que obligó a su creación en 1945 y los pueblos postergados hagan prevalecer la razón, apoyando las iniciativas de la ONU, para imponer el imperio de la paz universal, apelando al arma más contundente que es la educación.

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Las manifestaciones que llevan a cabo ahora, hombres y mujeres en muchos lugares del planeta, constituyen una significativa advertencia a los gobernantes de todas las naciones, debido a que los manifestantes de hoy son intelectualmente mejor dotados que los de siglos precedentes y poseen armas más influyentes que en el pasado. El desequilibrio en favor de las mayorías se halla en la decisión y ubicación de quienes dirigen los grupos armados legales de cada una de los Estados del orbe.

El problema climático y ecológico que la semana anterior congregó en Madrid a cerca de 200 países de todas partes y miles de personas bajo la iniciativa de las grandes potencias, pero lideradas por una niña sueca, Greta Thumberg, de apenas 16 años, ha llamado la atención general, pues, esta sorprendente adolescente no está litigando esta vez por la igualdad de los sexos, como lo han hecho féminas de mayor edad que le antecedieron, sino que está reclamando el derecho del globo a proseguir dando albergue a los humanos y no conducirlos a su desaparición por el excesivo calentamiento, causado por la industrialización, que los dueños de casi todos los medios de producción industrial desean sin ningún recato.

El presidente de la primera potencia mundial, bélica y económica, Donald Trump, ha dicho que espera “sinceramente” resultados positivos de la presión popular, expresión en la que pocos confían, mientras que la jovencita del norte europeo, aboga por medidas reales como única salvación para la tierra. Si se considera que las niñas constituyen el 60% de no escolarizados en este planeta y dos tercios de los 950 millones de iletrados son mujeres, podemos llegar a la conclusión de que la ruta dirigida por los países desarrollados, para continuar haciendo un reparto inequitativo de la riqueza mundial, la desaparición de las mayorías desatendidas podría convertirse en una práctica que hasta podría constar en las leyes de todos los países que carecen de bombas atómicas.

Cuando los glaciares se están derritiendo, los calores de los polos están superando elevación de temperaturas jamás imaginadas, sería pertinente que la Organización de las Naciones Unidas cumpla el cometido que obligó a su creación en 1945 y los pueblos postergados hagan prevalecer la razón, apoyando las iniciativas de la ONU, para imponer el imperio de la paz universal, apelando al arma más contundente que es la educación.

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Las manifestaciones que llevan a cabo ahora, hombres y mujeres en muchos lugares del planeta, constituyen una significativa advertencia a los gobernantes de todas las naciones, debido a que los manifestantes de hoy son intelectualmente mejor dotados que los de siglos precedentes y poseen armas más influyentes que en el pasado. El desequilibrio en favor de las mayorías se halla en la decisión y ubicación de quienes dirigen los grupos armados legales de cada una de los Estados del orbe.

El problema climático y ecológico que la semana anterior congregó en Madrid a cerca de 200 países de todas partes y miles de personas bajo la iniciativa de las grandes potencias, pero lideradas por una niña sueca, Greta Thumberg, de apenas 16 años, ha llamado la atención general, pues, esta sorprendente adolescente no está litigando esta vez por la igualdad de los sexos, como lo han hecho féminas de mayor edad que le antecedieron, sino que está reclamando el derecho del globo a proseguir dando albergue a los humanos y no conducirlos a su desaparición por el excesivo calentamiento, causado por la industrialización, que los dueños de casi todos los medios de producción industrial desean sin ningún recato.

El presidente de la primera potencia mundial, bélica y económica, Donald Trump, ha dicho que espera “sinceramente” resultados positivos de la presión popular, expresión en la que pocos confían, mientras que la jovencita del norte europeo, aboga por medidas reales como única salvación para la tierra. Si se considera que las niñas constituyen el 60% de no escolarizados en este planeta y dos tercios de los 950 millones de iletrados son mujeres, podemos llegar a la conclusión de que la ruta dirigida por los países desarrollados, para continuar haciendo un reparto inequitativo de la riqueza mundial, la desaparición de las mayorías desatendidas podría convertirse en una práctica que hasta podría constar en las leyes de todos los países que carecen de bombas atómicas.

Cuando los glaciares se están derritiendo, los calores de los polos están superando elevación de temperaturas jamás imaginadas, sería pertinente que la Organización de las Naciones Unidas cumpla el cometido que obligó a su creación en 1945 y los pueblos postergados hagan prevalecer la razón, apoyando las iniciativas de la ONU, para imponer el imperio de la paz universal, apelando al arma más contundente que es la educación.