El aprendiendo en casa termina un ciclo

MOMENTO. Junto al Distrito de Educación, en el exjardín de infantes ‘Federico Froebel’, se hizo la clausura el año lectivo de los que son parte del Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia (Safpi).
MOMENTO. Junto al Distrito de Educación, en el exjardín de infantes ‘Federico Froebel’, se hizo la clausura el año lectivo de los que son parte del Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia (Safpi).

La felicidad del director distrital de Educación, Patricio Miketta, solo era comparada con la de aquellas madres de familia que observaban cómo sus hijos, menores de 5 años, recibían un certificado, portaban su muceta y birrete antes de posar para la foto del recuerdo.

La emoción del funcionario radica en que piensa que el Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia (Safpi), es uno de los mejores aciertos del Ministerio de Educación, debido a que vincula al padre de familia en la directa formación de sus hijos, los que por diversas circunstancias no pueden asistir ese año a clase.

“Aquí sí lo digo con certeza, que funciona la trilogía: padre, profesor y estudiante”, destacó la autoridad educativa. La enseñanza pedagógica consiste en que el maestro va una o dos veces por semana a una casa, interactuar académicamente con los miembros del hogar y deja tareas a la madre o padre para que ellos, hasta el próximo encuentro, hayan terminado lo asignado.

Seguirá programa

Vilma Guerrero Piedra, responsable del proyecto Safpi, agregó también emocionada, que se han reportado casos de padres que por diversas circunstancias no estudiaron y terminan aprendiendo a leer o escribir.

“Lo que se hace en casa es lo mismo que en un salón de clases regular. Se crean los rincones de pintura, lectura, dibujar, hogar, de construcción, con la particularidad que se aprende jugando”, explicó Guerrero.

La madre de familia, Emelda de la Cruz, de la nacionalidad Chachi, moradora del barrio Codesa, al sur de la cuidad, da fe de que los niños sí aprenden con las visitas gratuitas. “Mi hija Sheila sí aprendió algunas cosas bonitas como a pintar, hacer su nombre y cantar”, aseguró la mujer.

El acto de clausura ocurrió la mañana el jueves en el exjardín de infantes Federico Froebel, junto al Distrito de Educación. Allí se graduaron los niños y niñas que son parte del programa y tuvieron la guianza de las nueve profesoras parvularias. “El siguiente año lectivo seguiremos”, afirmó el Director Distrital de Educación.