Las goteras y el Patrimonio

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

¡Fuerte el invierno, verdad! Refresca, viene el viento nos da un beso y se va, llega el sol, calienta, hierve el ambiente y seguimos en paz. Pero, es la época invernal y tenemos que recibirla y resistir los chubascos a como dé lugar. ¿Y el patrimonio cómo está? En la época administrativa alcaldicia del señor Itúrburu, se desató la ola del patrimonio en nuestra ciudad y lo mejor del caso es que los propietarios de viviendas ni lo sabían, lo hicieron todo a espaldas de los dueños, mucho después algo se dijo de la ordenanza y resoluciones.

Pues bien, el patrimonio es el bien heredado de los padres o abuelos, por lo tanto, es un bien propio de uno y es patrimonialidad perteneciente por razón de su patria o de su padre. Sin embargo, surge la Ley de Patrimonio que exime al dueño, de muchas situaciones como refaccionar, cambiar, previo permiso y autorización y lo mejor de todo es que al dueño del bien no se le ayuda en nada, de allí que los bienes históricos de la bella Esmeraldas, agonizan lentamente hasta que no quede nada de lo que el arte de la construcción quedó y dejó en nuestra ciudad.

Existen provincias que mantienen con orgullo el arte de la construcción en madera legada por el pasado; se preserva en el Parque Histórico de Guayaquil, preciosas, hermosas, respetables casas, legadas por el pasado, el señor alcalde Nebot mantuvo en alto principio la rememoración de lo que tuvo y mantiene Guayaquil, y, por ejemplo, en el centro de la ciudad de los guayaquileños existe la Casa Rosada, que hace honor a la historia de la ciudad.

El periodismo hace gala de lo que tuvo Esmeraldas y constantemente recuerda a las autoridades la atención para los bienes que embellecen el pasado, que rememoran el tiempo y que con dignidad, historia y orgullo se dice lo que fuimos, tuvimos y debemos preservarlo. Existe la Comisión de Patrimonio que debe emprender en la conservación de los bienes patrimoniales o si no, visiten el barrio Las Peñas en Guayaquil y admiren y aplaudan el control, encanto y amor por su ciudad.

Las goteras patrimoniales requieren de la atención del llamado Patrimonio que no ha hecho nada y así como vamos no lo hará en nuestra ciudad, no permitan que el aguacero destruya lo poco que queda.