Aprender y cambiar frente al Covid

“Quito en su remoto pasado fue una ciudad sagrada situada en la mitad del mundo, ligada a una cosmogonía y mitología fascinantes” lo dicen Alfredo y Piedad Costales en su libro, Las coyas y pallas del Tahuantinsuyo, los señores de la Tierra. Es triste tener que volver a escribir sobre la corrupción que ha multiplicado sus tentáculos frente al Covid-19. Quisiéramos creer, por un momento, que no están en el poder los cómplices, los “vivísimos” empresarios que se han hecho millonarios succionando la plata de los dineros públicos para luego aparecer con empresas “propias” y boyantes, reclamando el aplauso de sus “modelos exitosos”, forjados en la codicia y el perjuicio al prójimo. Quisiéramos escribir poesía a la ciudad amada, a la bellísima geografía ecuatoriana megadiversa y a su amazonía bendecida por Dios que ahora espanta al mundo con los derrumbes del río Coca. ¿Quién generó y pagará los daños de la crisis sanitaria y ambiental y sus secuelas desastrosas? Quito debe levantarse y decir basta desde su alma maravillosa y milenaria y su valentía de gestas históricas su grito independentista. Los quiteños necesitamos saber la lista honorable de nuestros médicos, y de nuestros policías y uniformados que, desde los primeros días de la pandemia, fueron a las zonas de más riesgo en país, en esa lista, deben estar, también, esos héroes de la ciudad que ya dejaron su vida por ayuda y amor a los demás. Es nuestro homenaje memorioso. Parece que los negociados politiqueros sin raíces ven a la ciudad como ocupaciòn, contrarios al ideal de Espejo soñado para la ciudad y el país: “Sed libres, conseguid la felicidad y la gloria”. Norman Wry, Gobernador de Galápagos, denunció en Teleamazonas, ante la gigantesca flota asiática en esa zona insular. que existe también contaminación de botellas de plástico chinas y del país vecino del sur que llegan arrastradas por las corrientes marinas. El contralmirante Daniel Gínez Villacís, Comandante de Operaciones Navales de la Armada, explicó la situación en Galápagos. Mientras la gente está ocupada en la crisis sanitaria, la codicia arrasa.

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