Hecho insólito

Causó indignación entre los cotopaxenses el acuerdo ministerial por el que se dispuso que las coordinaciones administrativas del Parque Nacional Cotopaxi y de la Reserva de los Ilinizas se realicen desde Esmeraldas y Guayas.

¿Cómo reaccionarían los esmeraldeños y los guayaquileños si desde Latacunga se administraran las playas del noroccidente del país y la cuenca del río Guayas? Cosas por el estilo, dignas de Ripley, suceden en nuestro medio. Ya vendrán explicaciones de consabida retórica para tratar de justificar lo injustificable, como lo es también aquello de haber incrustado en privilegiado sector de las cercanías de la capital de Cotopaxi una cárcel, con más de cinco mil privados de la libertad, lo que ha traído serios problemas a esa urbe digna de mejor suerte y a la que, asimismo, se le ha privado de oficinas importantes.

Hace pocos años, el GAD de Cotopaxi solicitó a quien escribe esta columna efectuar un alegato para defender el patrimonio territorial de la provincia, ya que a su símbolo mayor se lo había repartido entre provincias vecinas. Se requerían fundamentos históricos y socioculturales para llegar a una solución definitiva. Acepté el pedido y el resultado fue un libro que escribí, en 270 páginas, que sirvió de base, junto a las gestiones de los representantes del mencionado GAD, para justificar y rescatar la pertenencia: en esta obra se demuestra, con documentos y argumentaciones irrefutables, que las zonas del volcán Cotopaxi, de los Ilinizas y Chalupas son de la provincia a la que el imponente coloso nevado da nombre. Triunfó la

La identidad, el sano orgullo comarcano jamás deben claudicar. De última hora conozco que se ha enmendado el insólito y referido hecho.

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