Credenciales de discapacidad

Sufro de discapacidad. Soy medio sordo. Recién descubrí que el pie izquierdo es más grande que el derecho. Sin embargo, el pie derecho es anormal, deforme. Sordo y patidifuso. No puedo vivir así, necesito una credencia de discapacitado. Puedo beneficiarme, incluido un carro de lujo, como algunos asambleístas y futbolistas sin patologías o con limitaciones dudosas.

Suplico una palanca eficiente. Puede ser Fabricio Villamar, sordo como yo, y más tapia todavía Cristian Cruz el presidente de Participación Ciudadana, tal vez Javier Vaca, esposo de Elizabeth Cabezas, o Marcia Arregui, asambleísta de Los Ríos. Ángeles que cayeron del cielo al infierno de la corrupción.

A la otra orilla de los querubines desplomados, se encuentra Juan Carlos Zevallos. Explicó que se han detectado 3 000 carnés concedidos de forma “ilegal” durante la emergencia sanitaria por covid-19. De ellos, 2 281examinados y entraron en proceso de anulación. A nueve funcionarios se los investiga por donar estos documentos. Cuatro de ellos pertenecen a la Cartera de Salud.

En Ecuador se han registrado 485 325 personas con discapacidad física, intelectual, auditiva, visual y psicológica, como señala la página del Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades.

La Constitución y la Ley Orgánica y su Reglamento, los ampara con cancelaciones mínimas de servicios básicos, excepción del pago de impuestos, devolución del impuesto al valor agregado (IVA), exoneración de la tarifa de transporte, importación de bienes (vehículos y ayudas técnicas) sin impuestos. Privilegios tributarios totales en tasas notariales, servicios de cedulación, pasaporte.

¿Quiénes son los angelitos elegidos? El presidente del Consejo de Participación Ciudadana, Christian Cruz, con 81% de discapacidad visual y auditiva desde el 2009. ¿Cómo trabaja con semejante sordera y ceguera?

Daniel Salcedo, contratista investigado por una trama de corrupción en los hospitales de Guayaquil y sus amigos. La lista sigue. Asambleístas, jueces y personajes políticos y sus familiares importaron vehículos que sobrepasan los USD 60 000 en el mercado nacional, pero con el carnet pagaron la mitad.

La Asamblea Nacional pidió disculpas por el escándalo. Como si el “lo siento” les concediera el perdón para seguir revolcándose en el mismo lodo.

En la agenda de la sesión plenaria 674 existen dos pedidos para que se discuta el inicio de una investigación a los 137 asambleístas y la comparecencia del ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.

La corrupción es una de las vergüenzas del país y del mundo. Los asambleístas y jueces y sus amigotes, pertenecen a la mafia de la industria de delincuentes. Desprecian los derechos de los ecuatorianos. Veneran la violencia y, por supuesto, se han burlado de los pobres y de la dignidad del país.