La soledad

Para tratar el tema de la soledad es necesario identificar tres requisitos básicos de todo individuo: las necesidades de comunidad, estructura social y como tercero ver el significado; así analizaríamos varios factores para diseñar un entorno psicológico saludable para todos.

Sin embargo, actualmente las instituciones que forman la comunidad se están desmoronando, dando como resultado una plaga en constante aumento de soledad, además hay bares y lavanderías donde desconocidos solitarios y clubes y discotecas para personas solas sirven de mercado de carne para divorciados y desesperados, por ejemplo.

El dolor de estar solo no es, por supuesto, nuevo. La soledad se halla ahora tan extendida que se ha convertido en una experiencia compartida, que anhelan instituciones dignas de su respeto, su afecto y su lealtad, porque para ellos son echados de menos para la compañía con fuertes lazos humanos, para ellos no hay sentimientos de comunidad.

Frente a la realidad humana ¿Qué se puede hacer? Sin duda hay muchísimas cosas que se podría empezar a hacer, cuando comprendemos que la soledad no es ya una cuestión individual, sino un problema público creado por la desintegración institucional. Se puede empezar por donde generalmente empieza la comunidad por la familia, ampliando sus seducidas funciones, porque quizás ha llegado el momento de devolverle parcialmente; otro aspecto que se puede ofrecer como incentivos fiscales a las familias incluyendo, hasta se debe estimular a las familias para que asuman un papel mayor en la educación de los jóvenes. Que ojalá fuera posible que en este país se implante aquello que tiene vigente el Japón que es el sistema de empleo vitalicio, aunque sea en un porcentaje menor de la fuerza de trabajo.

La sociedad necesita dar servicios, y, siempre que sean honestos y decentes, para no sentirnos turbados.