Cambio de paradigma

POR: Víctor Hugo Portocarrero

Santo Tomas Apóstol es el discípulo de Jesús, quien es identificado probablemente como la personificación de la incredulidad del hombre y la humanidad, ante los designios de Dios. Sin embargo, Santo Tomas en su incredulidad también es quien en sentido metodológico configura el cuestionario a ser resuelto, en la demostración empírica de la verdad material y comprobatoria de la palabra de Jesús el Mesías. En esa práctica su necesidad de evidencia es satisfecha.

Quizás la humanidad, no ahora sino más bien desde antes del Mesías, ya tenía una tradición de engaños y embustes, que llevaban a que las personas con cierto nivel de razonamiento se muestren aparentemente incrédulas, al momento de solicitar evidencia material que compruebe la predica realizada.

“Bienaventurados los que no vieron y creyeron”, así respondió Jesús a Tomas, una vez que este confirmó la verdad de la palabra.

Aunque esté por demás señalarlo, es evidente para todos que en la actualidad no hemos conocido a ningún ser humano capaz de ser comparado con el Mesías. En cambio sí hemos sabido y constatado de la existencia de charlatanes, embusteros, mentirosos y falsos profetas. Algunos están en Miami y otros en Bélgica.

También hemos escuchado los discursos de innumerables predicadores de diferentes sectas; probablemente existen varias cosas que no han cambiado desde hace 2.000 años.

Hoy se ha iniciado a nivel de la política gubernamental una predica de tipo confesional, nos dicen que es hora de “romper el paradigma del ver para creer y pasar al creer para ver”. La nueva adquisición discipular del Gobierno de Moreno así lo predica.

Quizás, los que nos hemos quedado en Ecuador debamos cambiar el modelo económico y productivo, migrar y dejar nuestras casas para que otros las sigan habitando.