Universidad Ecuatoriana

POR: Luis Fernando Revelo

Con enorme acuidad el recordado Carlos Cueva tamariz, maestro por antonomasia, solía decir que la Universidad, la Academia, es aquel ardiente crisol donde se fraguan los hombres, que de ninguna manera ha de limitarse a estimular el vacuo y egoísta profesionalismo, sino que ha de enrumbarse a la formación de espíritus alertas, capaces de “ver el bosque sin que se lo impidan los árboles”, aptos para comprender el panorama del mundo en su integridad y de actuar en función de los imperativos de su tiempo. “Hay que saber mirar alto y lejos” sostenía con gran aplomo el Dr. Antonio Posso Salgado.

Antonio Posso no solamente ha sido el político que ocupó una curul en la Asamblea Nacional, sino que ha sido el maestro, el académico en la amplitud del concepto señero. No basta ponderar su integridad como legislador, los logros que se consiguieron a través de la Ley del Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y Politécnico que permitía la consecución de recursos financieros para los centros de educación superior, los enormes aportes entregados en el Conuep y el Conesur, organismos a los que estuvo ligado por ejercer el Rectorado de la UTN, sino también su ancho espíritu democrático, su respeto a la Ley, su enorme talento, sagacidad y patriotismo demostrados en sus acciones y en sus obras buidas de erudición.

En un emotivo acto desarrollado en las instalaciones del Auditorio Agustín Cueva de la gloriosa Universidad Técnica del Norte, el Dr. Posso, presentó su obra “Universidad Ecuatoriana – Política y Legislación del Velasquismo al Correísmo”. Sin lugar a dudas, la vendimia de otro laurel que le da énfasis a su contenido, a su brillante trajinar por los andariveles de la educación superior, a su vasta experiencia y a su ideación brillante.