La dependencia estatal para el presente año le apuesta a innovar en el campo social con otras acciones para no depender directamente del Bono de Desarrollo Humano.
Redacción IBARRA
Las ayudas gubernamentales se mantienen con el objetivo de romper la reproducción de la pobreza a nivel del país, así como en sectores específicos, por lo que Imbabura no es la excepción.
“Como Estado ecuatoriano no nos interesa seguir reproduciendo la pobreza, sino buscar factores que permitan salir de esas condiciones”, señaló Daniel Suárez, principal de la coordinación zona 1 del MIES.
Con esa perspectiva, en la capital imbabureña se reunieron todos los encargados de los departamentos y de seguimientos de la dependencia, para buscar alternativas. Mediante un taller, en una sola jornada, con bases del representante de la Subsecretaría de Inclusión Económica, Luis Ibarra, se especificó que el público objetivo son beneficiarios que suman en Imbabura 8.000.
Un diagnóstico breve de los funcionarios acentúa la problemática de la atención a la pobreza y su derivación por ingreso de personas extranjeras al territorio ecuatoriano. Para ellos, los servicios aún son mínimos e implementan estrategias con las agencias de atención humanitaria.
Para el 2019
Para este proceso, en el 2019, la iniciativa de innovación en el campo de la inclusión económica sería generar más créditos para iniciativas que se han construido.
Suárez, como ejemplo sostuvo la realización de una feria en la cual 18 familias acogieron rubros para generar economía y réditos sustentables con la venta de productos que los hacen en el espacio de la Plazoleta Francisco Calderón, en Ibarra.
Además, los Centros de Desarrollo Económico se crearon hace tres meses, a finales de 2018, y según las autoridades están sobresaliendo con ese nuevo impulso estratégico y planifican ampliarlo durante el nuevo año.
El funcionario nacional, Luis Ibarra, dijo que la articulación es tanto en lo público como en lo privado para dotar de inversión a los más necesitados.
Entre los servicios está también la Escuela de Inclusión Económica, en la cual se potencia el desarrollo de capacidades para las personas en vulnerabilidad, en un sistema nacional de comercialización inclusiva, formación de micro redes de proveedores, canalización de recursos para un fomento productivo y tecnología social para su uso.
Los registrados en la base social pueden acceder a un crédito tras gestionar un proyecto de hasta 600 dólares de manera individual y 1.200 hasta 24 meses en la modalidad asociativa. (APLA)