Los sucesivos gobiernos jugaron al arranche con el IESS a través de sus testaferros, si examinamos solamente desde el 2008: Ramiro Gonzales, ‘Corcho’ Cordero, Víctor H Villacrés y Richard Espinosa por órdenes de Correa se turnaron para diezmar al Instituto. Al obligar que se atienda a hijos de afiliados se aumentó en 4 millones el número de usuarios que se curan gratis; al declarar inexistente la deuda por salud se le privó de tres mil millones; al suprimir el 40% de las pensiones se le robó cuatro mil millones; al obligarle a comprar bonos peligrosos por 8.500 millones se le impidió invertir ese dinero en beneficio de los jubilados. Existen 38.400 empleados cuando se requiere la mitad. ¿Habrá empresa que pueda seguir funcionando con semejantes administradores? Mientras los pícaros siguen libres o fugados, los directivos actuales planean los incrementos de los aportes y años de servicio de los viejos para impedir la quiebra y como siempre, seremos los ciudadanos quienes alcahueteemos las picardías estrujando los bolsillos. Nunca se respetó la ley del IESS que declara sagrados e intocables los dineros de los afiliados. Afiliados y jubilados no tenemos vela en ese entierro, son los verdugos enterradores quienes deben ir a la cárcel.
Carlos Mosquera Benalcázar
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