Extraordinaria comunicación

POR: Oswaldo Echeverría

Recientemente el Papa Francisco, se refiere muy acertadamente a las cuatro actitudes malas de los comunicadores y medios de comunicación, que son amenaza continua para la población y sus adversarios y frente a la cual tienen que defenderse.

Primero es la desinformación: cuando de una noticia se da solo la mitad, la otra mitad no se la entrega, no se emite por conveniencia; eso va contra el derecho que se tiene de recibir la noticia, de estar informado. Esa es una de las desviaciones que los comunicadores y medios de comunicación tienen que cuidarse de no caer.

Segundo es la calumnia: hay medios de comunicación que calumnian sin ningún problema; el medio de comunicación tiene tanto poder frente a las masas, que puede calumniar impunemente, por que se ha creado un ambiente de aceptación de cualquier cosa por la que nadie les hace juicio.

Tercero es la difamación: que es más sutil todavía, porque toda persona tiene derecho a la reputación; en ejemplo, si alguien hace veinte años tuvo un error en la vida, pagó la cuenta, pagó la pena, entonces ahora es una persona libre y sin mancha; entonces no se pueden sacar por los medios de comunicación historias que están superadas, bien pagadas y bien resarcidas. El defecto aquí es, se extrae una mancha de antes y se la tiran ahora.

Y cuarto, la coprofilia, el amor a la cosa sucia, a los escándalos; y hay medios que viven del escándalo, sean o no sean verdaderos, pero viven de eso.

Superados esos cuatro límites, la comunicación sería algo maravilloso manifiesta el Papa; un comunicador que esté siempre examinando de no caer en esos cuatro defectos, es una flor de comunicador.

Sabias palabras que deberían ser parte del decálogo permanente de un comunicador, pensando el en bien común y comunicando responsablemente.