El regreso de la Usaid

POR: Mario García Gallegos

Con el actual Canciller, la política exterior ecuatoriana experimentó un giro positivo retomando el prestigio, la cordura, altura y sensatez de la diplomacia ecuatoriana mantenida históricamente, en la delicada gestión de las relaciones internacionales que, en un mundo globalizado, inciden en todos los campos de recíproco interés.

El cuerpo diplomático del país había sido profundamente afectado durante el gobierno de los rebeldes sin causa y sin destino que, respondiendo a un impulso premeditado de caos y destrucción, arremetieron en contra de su escuela diplomática perseguida, anulada y apostrofada por la celíaca verbosidad del prófugo, que ridiculizó a los plenipotenciarios con el mote de “las momias cocteleras”.

Los embajadores de carrera, fueron sustituidos por gente improvisada para pagar su complicidad y cumplir las consignas del socialismo del siglo XXI, es decir la aplicación del manual del castro comunismo: negro misal de la ruta izquierdista de Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador: polígono trágico de la corrupción, la violencia y la miseria de nuestra América del sur.

En el Ecuador, Correa nombró Canciller al polivalente individuo famoso por sus “valijas cargadas” y dueño de un historial siniestro de intrigas, nubes rosadas y pativideos. Su presencia impuesta distorsionaba en cualquier escenario, como un rinoceronte suelto en la Catedral de Quito o en la Sala Capitular de San Agustín. Hoy es “pobre” y vive lejos, no puede pagar la fianza, ¡no tiene plata! ni jet presidencial.

Con el actual Canciller Doctor José Valencia, las aguas están recuperando sus cauces naturales; las relaciones con nuestros socios estratégicos mejoran visiblemente.

La firma del memorando de entendimiento con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid), es un nuevo acierto. El Ecuador vuelve a beneficiarse en ocho ejes fundamentales para su crecimiento y su progreso.