Sabiduría, probidad y dignidad

Constituyen unas de las muchas cualidades que demostró el insigne ibarreño doctor Julio César Trujillo durante su transitar terrenal. Su vida es una recopilación que a la historia de los grandes hombres le espera una ardua labor, pues son tantas las virtudes que acicalaron a éste personaje que las páginas fidedignas hará un volumen de paradigmas, orgullo no solo de generaciones contemporáneas sino de aquellas que en el avance del tiempo serán parte importante de una sociedad. Su sabiduría la aplicaba con una sencillez ejemplar, no como aquellos que dados de eruditos son un débil reflejo de este gran hombre. Me enaltece ser testigo de lo expuesto, pues me honró con sus conocimientos en la materia de Derecho Constitucional en un curso de posgrado. Hablaba pausadamente, pero reflejaba un profundo conocimiento de la cátedra que dictaba, jamás frunció su entrecejo ante los errores que como alumnos incurríamos, simplemente corregía con una docta explicación. Fui afortunada al conocerlo a través de mi padre Aníbal Guzmán Lara, dilectos colegas y en sus casuales encuentros el tema principal de sus diálogos era el Derecho. Mi padre lo admiraba y comentaba que era un gran hombre por su saber pero sobre todo por su honradez. Cuanta verdad.

Este ibarreño supo inculcarse grandes méritos, inclaudicable en sus creencias e ideales, en lo que consideraba justipreciable era estricto en su aplicación, no cedía ante lo que el denominaba propuestas absurdas, peor ante prebendas que deslegitimen su clara conciencia que solo debía primar ante todo la justicia y las leyes. Fue fiel defensor de los derechos de los trabajadores, se presentaba como un más en sus manifestaciones públicas, no pretendió jamás tener un lugar de privilegio.

Pero conceptúo que la mejor lección como una herencia obligada a recibir por los ecuatorianos fue su lucha frontal contra la corrupción, en sus funciones de presidente del Consejo de Participación Ciudadana Transitorio dio muestras de aquello, razón para que a cuantos con rabo de paja no les gustará y le atacaran infamemente, sin un atisbo de educación. Ha partido hacia el final vital, pero su memoria será eternamente recordada por quienes valoramos toda su magnificencia.