OTRA VEZ IBARRA EN LA HISTORIA NACIONAL

La Muerte del Dr. Julio César Trujillo, se inscribe como acontecimiento lamentable y trascendente para el país, en las circunstancias dramáticas que está atravesando la democracia, afectada por los problemas generados en el anterior gobierno, entre los que se destacan: la corrupción generalizada, la delincuencia, la decadencia institucional, la crisis política económica y la falta de empleo para una gran parte de la población.

Nuestro ilustre coterráneo, ha legado a los ecuatorianos el ejemplo de su vida intachable en todos los aspectos de la excelencia humana, como lo manifiestan múltiples criterios vertidos en los medios de comunicación nacional. Creo yo que se han agotado en esas publicaciones, los términos más elogiosos que se pueden prodigar a una persona en reconocimiento a su vida y a su obra.

Puedo afirmar igualmente sin exageraciones, que Trujillo fue entre tantas facetas el Cid Campeador de la democracia, del derecho, de la libertad y la justicia social. El árbitro de la contienda infausta entre las fuerzas de la corrupción que estuvo a punto de engullirse el país entero, y la reacción desesperada de los ecuatorianos que nos negamos a seguir por la ruta del chavismo.

El Consejo de Participación Ciudadana, es un artificio perverso para eternizarse en el poder, que es el máximo propósito de los déspotas. Es la llave del candado replicada en Montecristi, por los termocéfalos de la revolución ciudadana para esclavizar al pueblo, por lo tanto, este dogal debe ser anulado de la constitución ecuatoriana; esa fue la conclusión final de nuestro personaje que ha pasado a la historia como el nuevo Pedro Moncayo del siglo XXI. Hace tres años la entidad que lleva su nombre le rindió en Ibarra, justo homenaje de admiración y gratitud.