Tíkramuñay: 10 años danzando

(TIEMPO DE ARTE)

Tíkramuñay: 10 años danzando

POR: Germánico Solis

Tatiana Alpala es una mujer de estatura pequeña, de alma modelada con elementos esenciales, como metales fantásticos hechos para interrelacionar a personas, cosas y fenómenos; ella logra crear emociones en el espectador y extrañamente para ella mismo, cuando trepida su alquimia de danzadora. La vida de esta sugestiva mujer es una oportunidad para cumplir con el movimiento, ritmo, expresión corporal, expresión facial, con el espacio que define un estilo, su palabra y andar es una concordancia a la poética de vivir. La danza para ella es arte, en la que el movimiento del cuerpo y la música son una proposición social, entretenimiento, goce de la disciplina, arraigo religioso y prácticas ancestrales.

Alpala crea la Escuela de Danza Experimental Tíkramuñay en la ciudad de Ibarra el 17 de junio del 2009, la aspiración fue convertirse en referente artístico escénico revalorizando la danza como medio de fortalecimiento de la identidad.

El trabajo de Tíkramuñay es la exploración de las emociones humanas, el compromiso de retornar a las raíces practicando la imitación de lo conocido, proyectando una visión estética desde lo ancestral a lo contemporáneo. La danza de Tíkramuñay transmite imágenes recogidas por la conciencia como cuentas de historia al unísono de la experiencia.

La Escuela de Danza Experimental Tíkramuñay, se desarrolla en la práctica, basándose en el conocimiento y sentimiento, evolucionando hasta las necesidades adquiridas por sus intérpretes. La historia va construyendo con pasos cortos, bien cimentados en el objetivo primordial de su existencia.

“Tíkramuñay” significa regreso eterno, frase que resume una política de existencia. Regresar eternamente es crear círculos, ciclicidad del tiempo y de la naturaleza. Lo expuesto resuelve la visión de sus integrantes que buscan consolidar la danza como memoria histórica, vista y sentida por jóvenes que aman nuestras raíces en esencia y sentimiento, pero cobijadas por otras artes.

Tíkramuñay cimenta un mundo para vivir, educa, impulsa una conciencia que rompe la sociometría capitalista. Su catálogo cuenta con danzas andinas, tradicionales, mestizas, contemporáneas y ha montado obras de pequeño y gran formato. En el 2010: Hitos de Ibarreñidad, danza mestiza; en el 2013: Imbabura, danza tradicional kichwa andina; entre el 2015 y 2017: Somos Semilla, danza contemporánea con una visión de género, en el 2019: CON/textos de Amor, danza andina conmemorativa a los 10 años de Tíkramuñay.

La escuela forma bailarines instructores con pedagogía artística enfocada al desarrollo del pensamiento y la conciencia con políticas claras: todos podemos aprender a bailar, el dinero nunca será más importante que el ser humano. Todos somos igualmente diferentes, por tanto, tenemos los mismos derechos y obligaciones. En este contexto, el 17 de junio de 2018, se funda la Escuela de Danza Infantil anexa a Tíkramuñay, su debut con la obra: Instintos.

Diez años en los escenarios, prueba que Tíkramuñay está en la historia de la danza imbabureña y nacional, así mismo, certifica el profesionalismo de sus integrantes que giran firmes en el universo del arte.