‘Es falso, no sé nada’

Rodrigo Santillán Peralbo

La corrupción es y será interminable, si el pueblo calla, si mira desde lejos a sus ladrones y no se atreve a exigir justicia a fiscales y jueces que permiten la impunidad, dejan fugar a los capos de las mafias que se enquistaron en el poder, para asaltar el erario nacional propio, o compuesto por créditos fabulosos, a elevados intereses o mediante la preventa petrolera, o lo que se ha vuelto un lugar común: obras con sobreprecios, con fallas estructurales y técnicas que esquilmaron al país hasta sumirlo en una profunda y grave crisis económica y ética, con mayor pobreza para el pueblo, si se imponen las condiciones del FMI para conceder más préstamos.

Expertos en negociados, si son descubiertos o acusados gritan a los cuatro vientos que son inocentes, que las inculpaciones son falsas, que no recuerdo, que no sé nada, que fugaron del país porque aquí no hay garantías procesales, que son perseguidos políticos, o víctimas de linchamiento mediático. Inocentes angelitos con las faltriqueras llenas de dinero corrupto, porque en este país nadie se atreve a exigirles que devuelvan lo robado, y hasta se mencionan a empresas sobornadoras, pero tampoco se ven resultados en investigaciones y aplicación enérgica de las leyes. Ninguna empresa nacional o extranjera ha sido juzgada por prácticas corruptas, pese a denuncias.

Existe una profunda crisis moral en su más honda miseria. La justicia, también, está contaminada por fiscales y jueces corruptos que se compran o se venden, salvo las excepciones, que enaltecen a la elevada función que cumplen.

No hay jueces intocables, por tanto, todos deben ser evaluados. La comunicación enviada por la CNJ, al Consejo de la Judicatura no fue feliz iniciativa. Es momento de rehacer la moral pública para vivir con dignidad.

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