SE MUEVEN LAS FRUTAS.

Aún no se termina el tiempo de cosecha y ya las frutas empiezan a moverse. No importa si están maduras o tiernas, si están aptas para el consumo ciudadano o simplemente aparentan estarlo. Las futas están ahí y quieren asomarse, desean mostrarse, anhelan ser tomadas en cuenta.

No ha terminado aún el tercer año de mandato del Presiente Lenín Moreno, y los partidos y movimientos políticos se muestran impacientes, quieren ya sentarse en Carondelet. Encuestas ciertas o no, se exhiben para demostrar que el presidente tiene menos del 15 por ciento de aceptación popular y concluyen que esa cifra demuestra que el mandatario está “caído” pero sigue gobernando.

Por ahí, dos personajes ya han mostrado sus intenciones. El primero, algo camuflado, escondido recorre el país y asiste a reuniones que se dicen de “amigos”, pero que en realidad están programadas para establecer uniones y repartos a posteriori si ganan las elecciones. El otro, la semana pasada no tuvo ambages en decir públicamente que participará en la próxima contienda electoral. Claro, como ya tiene experiencia (no importa si fallidas, pero experiencia, al fin) ya tiene sus “cuadros”. Claro que tendrá que saber si esos cuadros siguen siendo fieles a su causa o si ya se han comprometido con otra causa.

Otros siguen “haciendo méritos” para ser reconocidos por el electorado. A voz en cuello pretenden convertirse en adalides de la honestidad y de la honradez y se convierten en acusadores de cuanto delito se les ocurre. No importa si tienen la verdad y la razón, lo importante es aparecer en los medios de comunicación social pretendiendo ser reconocidos como los héroes de la cruzada contra la corrupción.

No falta quién pretenda arreglar la cancha y aparece impulsando las reformas al Código de la Democracia, que yacía somnolienta en la Asamblea, pero ahora, despertada a la fuerza, se ha convertido en el duce objeto de las ambiciones políticas.

Y, ¿los ciudadanos? Bien gracias. ¿El empleo? ¿La deuda externa? ¿La debacle del IESS y del Biess? ¿La producción petrolera? ¿La minería? ¿Los cambios en la educación? ¿La salud? ¿La inseguridad ciudadana? ¿La seguridad en las fronteras? Supongo que deben están muy bien, pues, sobre todos estos temas, estos candidatos no se pronuncian, no dicen ni una sola palabra. Pero, eso sí, quieren sentarse en Carondelet.