El gallo cantor

Franklin Barriga López

En los tribunales franceses, un juicio acaparó la atención internacional por lo curioso de su origen, desarrollo y conclusión.

Un gallo, al que ahora se le considera el más famoso del país galo, fue acusado por varios vecinos de cantar muy temprano y ocasionar con ello perturbaciones en el sueño. Los jueces, luego de los trámites pertinentes, absolvieron a dicha ave y condenaron a quienes interpusieron la demanda al pago de mil euros por haber actuado de manera abusiva al presentar dicha exigencia de silencio.

Una vez conocida la sentencia, la dueña del bien plantado gallo que tiene por nombre Maurice y al que le exhibió orgullosa ante los fotógrafos, al posar también para la prensa argumentó que se trataba de un triunfo de la vida rural ante el avance de la existencia en las ciudades.

El gallo en referencia, por fallo judicial, podrá seguir cantando con plena libertad en las madrugadas, junto al repique de las campanas de la iglesia y al inigualable trino de los pájaros que alegran el amanecer.

Este singular caso actualizó un fenómeno contemporáneo: la paulatina atracción que ejercen las urbes entre los pobladores de las zonas rurales, especialmente en los jóvenes, lo que fomenta imparable migración con los problemas consiguientes, tanto para un sector como para el otro.

Se vuelve necesario puntualizar la importancia del agro, no solamente con la visión romántica que guardamos de la campiña y sus encantos, de surcos, flores y manantiales, atractivos paisajes y paz idílica, sino con hechos ciertos y plena conciencia valorar los aportes que brinda para la propia supervivencia de la especie humana, comenzando por el trabajo digno y el aire puro que añoramos singularmente quienes residimos en metrópolis.

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