Voces del alma

POR: Luis Fernando Revelo

“Voces del alma y algo más…” así se intitula el opúsculo que se inscribe con el N° 276 en la Colección Tahuando de la autoría del maestro Juan Aníbal Galárraga, que edita la Casa de la Cultura Núcleo de Imbabura y que fuera presentada en el pasado Jueves Académico.

Conocí a Juanito cuando apenas frisaba mis nueve años de edad. Realizaba mis estudios primarios en la escuela “Víctor Manuel Peñaherrera”, que en ese entonces, funcionaba en el barrio de la Avenida Pichincha (hoy Avenida Atahualpa), donde actualmente se encuentra el Banco Pichincha. El plantel advino a luz de la cultura y de la ciencia en noviembre de 1959. El Prof. Galárraga, asume por merecimientos el timón de la institución en 1971. Titánica fue su obra y su gestión hasta conseguir que el nuevo edificio, se inaugurara en 1974. Varias instituciones educativas de nuestro medio citadino dan fe del maestro que supo vivir esa trilogía mística: Dios, la Patria y la educación.

En su obra nos entrega un sorbo de poesía y unos pequeños ensayos de bien cortada pluma. El genial Horacio solía decir: “Alta cosa es el verso, no vano, pueril ejercicio/ y el poeta no es un forzado del metro y del ritmo:/yazga pues, en tus brazos silente, o estalle tu lira/ si la estrofa que entonas no es grande, no es digna!”. El maestro ya jubilado, muy lejos de colgar su péñola, prosiguió en su labor de cosechador de estrellas y sembrador de diamantes. Su poesía se extrae de su vida. Canta a su terrazgo nativo Uyumbicho, al río San Pedro, al Guayo. El raudal lírico de su dadivoso corazón se vuelca para su familia, sus nietos y biznietos, para vaciar, como decía Schopenhauer, “todo lo que se ha agitado en el corazón…”.

Les invito a leer cada una de sus inspiraciones que se ofrecen como gotas escanciadas de la copa de su alma. ¡Enhorabuena!