Abuelita denuncia que su hija le quitó su casa

TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.
TRISTEZA. La señora Chapid dice que se le engañó para arrebatarle su casa.

Redacción IBARRA

María Rosa Chapid tiene 77 años, seis hijos y un gran problema. A mediados de 2018, decidió con su esposo repartir su herencia. Sus descendientes obtuvieron sus lotes y estuvieron tranquilos hasta noviembre de 2018. En ese mes, Esperanza Y. C. una de sus hijas, buscó a sus padres y les hizo firmar unos documentos argumentando que eran los trámites finales de la parte de su herencia. Pero, con el tiempo, descubrirían que ese papel era un engaño: era la escritura de la casa de su madre, misma que no la heredó para vivir ahí el resto de sus días, pero su hija se la había quitado con engaños.

“La escritura la hizo ella, de compra y venta, y me hizo firmar con engaños, diciéndome que estoy firmando los papeles de otro tema. Ella dice que hizo lo de la escritura para darme cuidando el terreno para que no lo pueda vender, porque dice que sus hermanos me quieren hacer vender para que se acabe la plata”.

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Sin embargo, pese a que su hija es legalmente la dueña de la propiedad, ahora no vive nadie ahí. “Mi hija me dijo que me devuelve la casa pero que le dé un poco más de mil dólares, que es lo que ella ha gastado en hacer los trámites. Al ser pagado el dinero, ella da la firma. Pero yo no tengo la plata”, dice la señora Chapid.

Con documentos en manos y la voz entrecortada, relata que su hija Esperanza le cuido a su marido, un año y medio, desde el 2018 hasta octubre de 2019, cuando él falleció. Y con la excusa del cuidado, ahora le dice que tiene derecho a ser la dueña de la propiedad. Por eso, pide a instituciones como la Defensoría del Pueblo u otras que le ayuden a recuperar su casa, para pasar con tranquilidad su vejez. (PTEG)

Dato

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Ahí vivió la señora Chapid alrededor de 40 años.

Redacción IBARRA

María Rosa Chapid tiene 77 años, seis hijos y un gran problema. A mediados de 2018, decidió con su esposo repartir su herencia. Sus descendientes obtuvieron sus lotes y estuvieron tranquilos hasta noviembre de 2018. En ese mes, Esperanza Y. C. una de sus hijas, buscó a sus padres y les hizo firmar unos documentos argumentando que eran los trámites finales de la parte de su herencia. Pero, con el tiempo, descubrirían que ese papel era un engaño: era la escritura de la casa de su madre, misma que no la heredó para vivir ahí el resto de sus días, pero su hija se la había quitado con engaños.

“La escritura la hizo ella, de compra y venta, y me hizo firmar con engaños, diciéndome que estoy firmando los papeles de otro tema. Ella dice que hizo lo de la escritura para darme cuidando el terreno para que no lo pueda vender, porque dice que sus hermanos me quieren hacer vender para que se acabe la plata”.

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Sin embargo, pese a que su hija es legalmente la dueña de la propiedad, ahora no vive nadie ahí. “Mi hija me dijo que me devuelve la casa pero que le dé un poco más de mil dólares, que es lo que ella ha gastado en hacer los trámites. Al ser pagado el dinero, ella da la firma. Pero yo no tengo la plata”, dice la señora Chapid.

Con documentos en manos y la voz entrecortada, relata que su hija Esperanza le cuido a su marido, un año y medio, desde el 2018 hasta octubre de 2019, cuando él falleció. Y con la excusa del cuidado, ahora le dice que tiene derecho a ser la dueña de la propiedad. Por eso, pide a instituciones como la Defensoría del Pueblo u otras que le ayuden a recuperar su casa, para pasar con tranquilidad su vejez. (PTEG)

Dato

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Ahí vivió la señora Chapid alrededor de 40 años.

Redacción IBARRA

María Rosa Chapid tiene 77 años, seis hijos y un gran problema. A mediados de 2018, decidió con su esposo repartir su herencia. Sus descendientes obtuvieron sus lotes y estuvieron tranquilos hasta noviembre de 2018. En ese mes, Esperanza Y. C. una de sus hijas, buscó a sus padres y les hizo firmar unos documentos argumentando que eran los trámites finales de la parte de su herencia. Pero, con el tiempo, descubrirían que ese papel era un engaño: era la escritura de la casa de su madre, misma que no la heredó para vivir ahí el resto de sus días, pero su hija se la había quitado con engaños.

“La escritura la hizo ella, de compra y venta, y me hizo firmar con engaños, diciéndome que estoy firmando los papeles de otro tema. Ella dice que hizo lo de la escritura para darme cuidando el terreno para que no lo pueda vender, porque dice que sus hermanos me quieren hacer vender para que se acabe la plata”.

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Sin embargo, pese a que su hija es legalmente la dueña de la propiedad, ahora no vive nadie ahí. “Mi hija me dijo que me devuelve la casa pero que le dé un poco más de mil dólares, que es lo que ella ha gastado en hacer los trámites. Al ser pagado el dinero, ella da la firma. Pero yo no tengo la plata”, dice la señora Chapid.

Con documentos en manos y la voz entrecortada, relata que su hija Esperanza le cuido a su marido, un año y medio, desde el 2018 hasta octubre de 2019, cuando él falleció. Y con la excusa del cuidado, ahora le dice que tiene derecho a ser la dueña de la propiedad. Por eso, pide a instituciones como la Defensoría del Pueblo u otras que le ayuden a recuperar su casa, para pasar con tranquilidad su vejez. (PTEG)

Dato

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Ahí vivió la señora Chapid alrededor de 40 años.

Redacción IBARRA

María Rosa Chapid tiene 77 años, seis hijos y un gran problema. A mediados de 2018, decidió con su esposo repartir su herencia. Sus descendientes obtuvieron sus lotes y estuvieron tranquilos hasta noviembre de 2018. En ese mes, Esperanza Y. C. una de sus hijas, buscó a sus padres y les hizo firmar unos documentos argumentando que eran los trámites finales de la parte de su herencia. Pero, con el tiempo, descubrirían que ese papel era un engaño: era la escritura de la casa de su madre, misma que no la heredó para vivir ahí el resto de sus días, pero su hija se la había quitado con engaños.

“La escritura la hizo ella, de compra y venta, y me hizo firmar con engaños, diciéndome que estoy firmando los papeles de otro tema. Ella dice que hizo lo de la escritura para darme cuidando el terreno para que no lo pueda vender, porque dice que sus hermanos me quieren hacer vender para que se acabe la plata”.

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Sin embargo, pese a que su hija es legalmente la dueña de la propiedad, ahora no vive nadie ahí. “Mi hija me dijo que me devuelve la casa pero que le dé un poco más de mil dólares, que es lo que ella ha gastado en hacer los trámites. Al ser pagado el dinero, ella da la firma. Pero yo no tengo la plata”, dice la señora Chapid.

Con documentos en manos y la voz entrecortada, relata que su hija Esperanza le cuido a su marido, un año y medio, desde el 2018 hasta octubre de 2019, cuando él falleció. Y con la excusa del cuidado, ahora le dice que tiene derecho a ser la dueña de la propiedad. Por eso, pide a instituciones como la Defensoría del Pueblo u otras que le ayuden a recuperar su casa, para pasar con tranquilidad su vejez. (PTEG)

Dato

La casa está ubicada en El Ejido de Caranqui, en la calle Princesa Paccha 1-47. Ahí vivió la señora Chapid alrededor de 40 años.