A propósito del ‘Céntrica’

POR: Jorge Madera Castillo

En redes sociales alguien se hizo eco de muchos reclamos anteriores: el parque Céntrica o Ciudad Blanca experimenta un fuerte proceso de degradación y deterioro. La municipalidad habría acudido a realizar reparaciones. Esto me lleva a comentar acerca de lo que sucede a nuestra ciudad.

Por un lado refrescar la memoria colectiva acerca de cómo sucedieron las cosas cuando al desaparecer el aeropuerto, nos impusieron una plataforma de cemento donde hoy se encuentra un parque.

Ante la propuesta del gobierno de Correa para desaparecer al “campo de aviación” (llamado así por nuestros mayores), sus seguidores, empezando por el Alcalde de turno, apoyaron la idea, mientras sectores productivos, muchas organizaciones de la sociedad civil y gran parte de la ciudadanía nos pronunciamos en contra de la desaparición del aeropuerto y en favor de colocar esa inversión en otro lugar habiendo propuesto como alternativas la habilitación un gran parque lineal en el Río Tahuando o a orillas de Yahuarcocha. Sosteníamos que una provincia que aspira a ser turística no debía perder la oportunidad de contar en el futuro con una infraestructura para el transporte aéreo de menor escala para uso turístico, para emergencias, para uso militar, para implementar atractivos deportivos aéreos, etc.

Se salieron con las suyas, argumentaron muchas cosas, principalmente que el aeropuerto no se utiliza. Al estilo del correato dividieron a la sociedad ibarreña e impusieron. Nadie sabe cuánto costó la obra ni cómo se ejecutaron los contratos. Sí sabemos que hubo personajes que se aprovecharon directa o indirectamente de esa obra y de la plusvalía que generó.

Hoy no tenemos aeropuerto; la supuesta provincia turística nunca más podrá aspirar a tenerlo, pero tenemos un parque totalmente descuidado y de oneroso mantenimiento. El Tahuando sigue siendo cloaca, Yahuarcocha en acelerada degradación, la ciudad demanda muchas cosas y no hay dinero.

Reconociendo que el parque habrá traído varios beneficios urbanísticos, es un tema que finalmente ha quedado sellado. Narro la experiencia vivida por Ibarra con esa obra impuesta, para denotar claramente que la ciudad desde hace mucho tiempo ha crecido sin rumbo, sin un norte, sin un proyecto de ciudad, sin verdadera participación ciudadana.

Cada administración con sus funcionarios ha hecho de las suyas con su corta visión de período; no tenemos una ciudad con una planificación espacial ni de naturaleza alguna que haya sido consensuada ni priorizada para el largo plazo.

¿Seguiremos así?

POR: Jorge Madera Castillo

En redes sociales alguien se hizo eco de muchos reclamos anteriores: el parque Céntrica o Ciudad Blanca experimenta un fuerte proceso de degradación y deterioro. La municipalidad habría acudido a realizar reparaciones. Esto me lleva a comentar acerca de lo que sucede a nuestra ciudad.

Por un lado refrescar la memoria colectiva acerca de cómo sucedieron las cosas cuando al desaparecer el aeropuerto, nos impusieron una plataforma de cemento donde hoy se encuentra un parque.

Ante la propuesta del gobierno de Correa para desaparecer al “campo de aviación” (llamado así por nuestros mayores), sus seguidores, empezando por el Alcalde de turno, apoyaron la idea, mientras sectores productivos, muchas organizaciones de la sociedad civil y gran parte de la ciudadanía nos pronunciamos en contra de la desaparición del aeropuerto y en favor de colocar esa inversión en otro lugar habiendo propuesto como alternativas la habilitación un gran parque lineal en el Río Tahuando o a orillas de Yahuarcocha. Sosteníamos que una provincia que aspira a ser turística no debía perder la oportunidad de contar en el futuro con una infraestructura para el transporte aéreo de menor escala para uso turístico, para emergencias, para uso militar, para implementar atractivos deportivos aéreos, etc.

Se salieron con las suyas, argumentaron muchas cosas, principalmente que el aeropuerto no se utiliza. Al estilo del correato dividieron a la sociedad ibarreña e impusieron. Nadie sabe cuánto costó la obra ni cómo se ejecutaron los contratos. Sí sabemos que hubo personajes que se aprovecharon directa o indirectamente de esa obra y de la plusvalía que generó.

Hoy no tenemos aeropuerto; la supuesta provincia turística nunca más podrá aspirar a tenerlo, pero tenemos un parque totalmente descuidado y de oneroso mantenimiento. El Tahuando sigue siendo cloaca, Yahuarcocha en acelerada degradación, la ciudad demanda muchas cosas y no hay dinero.

Reconociendo que el parque habrá traído varios beneficios urbanísticos, es un tema que finalmente ha quedado sellado. Narro la experiencia vivida por Ibarra con esa obra impuesta, para denotar claramente que la ciudad desde hace mucho tiempo ha crecido sin rumbo, sin un norte, sin un proyecto de ciudad, sin verdadera participación ciudadana.

Cada administración con sus funcionarios ha hecho de las suyas con su corta visión de período; no tenemos una ciudad con una planificación espacial ni de naturaleza alguna que haya sido consensuada ni priorizada para el largo plazo.

¿Seguiremos así?

POR: Jorge Madera Castillo

En redes sociales alguien se hizo eco de muchos reclamos anteriores: el parque Céntrica o Ciudad Blanca experimenta un fuerte proceso de degradación y deterioro. La municipalidad habría acudido a realizar reparaciones. Esto me lleva a comentar acerca de lo que sucede a nuestra ciudad.

Por un lado refrescar la memoria colectiva acerca de cómo sucedieron las cosas cuando al desaparecer el aeropuerto, nos impusieron una plataforma de cemento donde hoy se encuentra un parque.

Ante la propuesta del gobierno de Correa para desaparecer al “campo de aviación” (llamado así por nuestros mayores), sus seguidores, empezando por el Alcalde de turno, apoyaron la idea, mientras sectores productivos, muchas organizaciones de la sociedad civil y gran parte de la ciudadanía nos pronunciamos en contra de la desaparición del aeropuerto y en favor de colocar esa inversión en otro lugar habiendo propuesto como alternativas la habilitación un gran parque lineal en el Río Tahuando o a orillas de Yahuarcocha. Sosteníamos que una provincia que aspira a ser turística no debía perder la oportunidad de contar en el futuro con una infraestructura para el transporte aéreo de menor escala para uso turístico, para emergencias, para uso militar, para implementar atractivos deportivos aéreos, etc.

Se salieron con las suyas, argumentaron muchas cosas, principalmente que el aeropuerto no se utiliza. Al estilo del correato dividieron a la sociedad ibarreña e impusieron. Nadie sabe cuánto costó la obra ni cómo se ejecutaron los contratos. Sí sabemos que hubo personajes que se aprovecharon directa o indirectamente de esa obra y de la plusvalía que generó.

Hoy no tenemos aeropuerto; la supuesta provincia turística nunca más podrá aspirar a tenerlo, pero tenemos un parque totalmente descuidado y de oneroso mantenimiento. El Tahuando sigue siendo cloaca, Yahuarcocha en acelerada degradación, la ciudad demanda muchas cosas y no hay dinero.

Reconociendo que el parque habrá traído varios beneficios urbanísticos, es un tema que finalmente ha quedado sellado. Narro la experiencia vivida por Ibarra con esa obra impuesta, para denotar claramente que la ciudad desde hace mucho tiempo ha crecido sin rumbo, sin un norte, sin un proyecto de ciudad, sin verdadera participación ciudadana.

Cada administración con sus funcionarios ha hecho de las suyas con su corta visión de período; no tenemos una ciudad con una planificación espacial ni de naturaleza alguna que haya sido consensuada ni priorizada para el largo plazo.

¿Seguiremos así?

POR: Jorge Madera Castillo

En redes sociales alguien se hizo eco de muchos reclamos anteriores: el parque Céntrica o Ciudad Blanca experimenta un fuerte proceso de degradación y deterioro. La municipalidad habría acudido a realizar reparaciones. Esto me lleva a comentar acerca de lo que sucede a nuestra ciudad.

Por un lado refrescar la memoria colectiva acerca de cómo sucedieron las cosas cuando al desaparecer el aeropuerto, nos impusieron una plataforma de cemento donde hoy se encuentra un parque.

Ante la propuesta del gobierno de Correa para desaparecer al “campo de aviación” (llamado así por nuestros mayores), sus seguidores, empezando por el Alcalde de turno, apoyaron la idea, mientras sectores productivos, muchas organizaciones de la sociedad civil y gran parte de la ciudadanía nos pronunciamos en contra de la desaparición del aeropuerto y en favor de colocar esa inversión en otro lugar habiendo propuesto como alternativas la habilitación un gran parque lineal en el Río Tahuando o a orillas de Yahuarcocha. Sosteníamos que una provincia que aspira a ser turística no debía perder la oportunidad de contar en el futuro con una infraestructura para el transporte aéreo de menor escala para uso turístico, para emergencias, para uso militar, para implementar atractivos deportivos aéreos, etc.

Se salieron con las suyas, argumentaron muchas cosas, principalmente que el aeropuerto no se utiliza. Al estilo del correato dividieron a la sociedad ibarreña e impusieron. Nadie sabe cuánto costó la obra ni cómo se ejecutaron los contratos. Sí sabemos que hubo personajes que se aprovecharon directa o indirectamente de esa obra y de la plusvalía que generó.

Hoy no tenemos aeropuerto; la supuesta provincia turística nunca más podrá aspirar a tenerlo, pero tenemos un parque totalmente descuidado y de oneroso mantenimiento. El Tahuando sigue siendo cloaca, Yahuarcocha en acelerada degradación, la ciudad demanda muchas cosas y no hay dinero.

Reconociendo que el parque habrá traído varios beneficios urbanísticos, es un tema que finalmente ha quedado sellado. Narro la experiencia vivida por Ibarra con esa obra impuesta, para denotar claramente que la ciudad desde hace mucho tiempo ha crecido sin rumbo, sin un norte, sin un proyecto de ciudad, sin verdadera participación ciudadana.

Cada administración con sus funcionarios ha hecho de las suyas con su corta visión de período; no tenemos una ciudad con una planificación espacial ni de naturaleza alguna que haya sido consensuada ni priorizada para el largo plazo.

¿Seguiremos así?