Historia del árbol de navidad

POR: Ramiro Ruiz R.

En la edad escolar, armaba el árbol de navidad con mi padre. Buscábamos una rama seca de naranjo y le cortábamos con un serrucho. Le pintábamos de color blanco hasta el último resquicio. Dejábamos que el sol seque la pintura. Le colocábamos en una caja de madera forrada de papel brillante. Le subíamos sobre una mesa cubierta de una tela estampada de hojas y flores. Adornábamos la rama con algodón para simular copos de nieve. Instalábamos las luces de colores y bombillos. Teníamos listo el árbol de navidad. Al amanecer el 25 de diciembre, al pie del árbol, hallábamos con mis hermanas los regalos que nos había traído el Niños Jesús. Por aquí todavía no existía Papá Noel.

En estos días, en un centro comercial de Quito, encontré el árbol de navidad seco, blanco, adornado de enormes bombillos dorados y guirnaldas. No era la rama de mi niñez. El árbol estaba ahí, nuevamente. Desapareció por décadas y le sustituyeron por pinos naturales y artificiales.

Desde esos tiempos me preguntaba qué historia tenía el árbol de navidad. Ahora les cuento.

Existen varias teorías sobre el origen del árbol de Navidad. La más aceptada defiende que procede de los celtas de Europa Central. Utilizaban árboles de abeto para representar a los dioses. Coincidía con la fecha de la Navidad cristiana, adornaban los abetos para celebrar el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad. Tenía el nombre de Idrasil (Árbol del Universo), creían que en su copa se hallaba el cielo y en las raíces el infierno.

La historia del árbol actual viene desde los años 680 y 754, la leyenda cuenta que San Bonifacio, uno de los principales evangelizadores de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz la tradición celta. Entonces decidió apropiar el árbol con un significado cristiano. Cortó con un hacha un roble que representaba al dios Odín, y en su lugar plantó un pino, símbolo del amor de Dios. Lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo. El abeto, el naranjo, el roble y el pino son árboles mágicos donde habitaban los genios.

Con la evangelización de esos pueblos, los cristianos acogieron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo en todo el planeta. Se cree que el primer árbol de Navidad, como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605. Desde ese siglo, el árbol de navidad simboliza alegría, la luz y la vida con el nacimiento de un niño que transformó la historia de la humanidad.

POR: Ramiro Ruiz R.

En la edad escolar, armaba el árbol de navidad con mi padre. Buscábamos una rama seca de naranjo y le cortábamos con un serrucho. Le pintábamos de color blanco hasta el último resquicio. Dejábamos que el sol seque la pintura. Le colocábamos en una caja de madera forrada de papel brillante. Le subíamos sobre una mesa cubierta de una tela estampada de hojas y flores. Adornábamos la rama con algodón para simular copos de nieve. Instalábamos las luces de colores y bombillos. Teníamos listo el árbol de navidad. Al amanecer el 25 de diciembre, al pie del árbol, hallábamos con mis hermanas los regalos que nos había traído el Niños Jesús. Por aquí todavía no existía Papá Noel.

En estos días, en un centro comercial de Quito, encontré el árbol de navidad seco, blanco, adornado de enormes bombillos dorados y guirnaldas. No era la rama de mi niñez. El árbol estaba ahí, nuevamente. Desapareció por décadas y le sustituyeron por pinos naturales y artificiales.

Desde esos tiempos me preguntaba qué historia tenía el árbol de navidad. Ahora les cuento.

Existen varias teorías sobre el origen del árbol de Navidad. La más aceptada defiende que procede de los celtas de Europa Central. Utilizaban árboles de abeto para representar a los dioses. Coincidía con la fecha de la Navidad cristiana, adornaban los abetos para celebrar el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad. Tenía el nombre de Idrasil (Árbol del Universo), creían que en su copa se hallaba el cielo y en las raíces el infierno.

La historia del árbol actual viene desde los años 680 y 754, la leyenda cuenta que San Bonifacio, uno de los principales evangelizadores de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz la tradición celta. Entonces decidió apropiar el árbol con un significado cristiano. Cortó con un hacha un roble que representaba al dios Odín, y en su lugar plantó un pino, símbolo del amor de Dios. Lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo. El abeto, el naranjo, el roble y el pino son árboles mágicos donde habitaban los genios.

Con la evangelización de esos pueblos, los cristianos acogieron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo en todo el planeta. Se cree que el primer árbol de Navidad, como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605. Desde ese siglo, el árbol de navidad simboliza alegría, la luz y la vida con el nacimiento de un niño que transformó la historia de la humanidad.

POR: Ramiro Ruiz R.

En la edad escolar, armaba el árbol de navidad con mi padre. Buscábamos una rama seca de naranjo y le cortábamos con un serrucho. Le pintábamos de color blanco hasta el último resquicio. Dejábamos que el sol seque la pintura. Le colocábamos en una caja de madera forrada de papel brillante. Le subíamos sobre una mesa cubierta de una tela estampada de hojas y flores. Adornábamos la rama con algodón para simular copos de nieve. Instalábamos las luces de colores y bombillos. Teníamos listo el árbol de navidad. Al amanecer el 25 de diciembre, al pie del árbol, hallábamos con mis hermanas los regalos que nos había traído el Niños Jesús. Por aquí todavía no existía Papá Noel.

En estos días, en un centro comercial de Quito, encontré el árbol de navidad seco, blanco, adornado de enormes bombillos dorados y guirnaldas. No era la rama de mi niñez. El árbol estaba ahí, nuevamente. Desapareció por décadas y le sustituyeron por pinos naturales y artificiales.

Desde esos tiempos me preguntaba qué historia tenía el árbol de navidad. Ahora les cuento.

Existen varias teorías sobre el origen del árbol de Navidad. La más aceptada defiende que procede de los celtas de Europa Central. Utilizaban árboles de abeto para representar a los dioses. Coincidía con la fecha de la Navidad cristiana, adornaban los abetos para celebrar el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad. Tenía el nombre de Idrasil (Árbol del Universo), creían que en su copa se hallaba el cielo y en las raíces el infierno.

La historia del árbol actual viene desde los años 680 y 754, la leyenda cuenta que San Bonifacio, uno de los principales evangelizadores de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz la tradición celta. Entonces decidió apropiar el árbol con un significado cristiano. Cortó con un hacha un roble que representaba al dios Odín, y en su lugar plantó un pino, símbolo del amor de Dios. Lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo. El abeto, el naranjo, el roble y el pino son árboles mágicos donde habitaban los genios.

Con la evangelización de esos pueblos, los cristianos acogieron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo en todo el planeta. Se cree que el primer árbol de Navidad, como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605. Desde ese siglo, el árbol de navidad simboliza alegría, la luz y la vida con el nacimiento de un niño que transformó la historia de la humanidad.

POR: Ramiro Ruiz R.

En la edad escolar, armaba el árbol de navidad con mi padre. Buscábamos una rama seca de naranjo y le cortábamos con un serrucho. Le pintábamos de color blanco hasta el último resquicio. Dejábamos que el sol seque la pintura. Le colocábamos en una caja de madera forrada de papel brillante. Le subíamos sobre una mesa cubierta de una tela estampada de hojas y flores. Adornábamos la rama con algodón para simular copos de nieve. Instalábamos las luces de colores y bombillos. Teníamos listo el árbol de navidad. Al amanecer el 25 de diciembre, al pie del árbol, hallábamos con mis hermanas los regalos que nos había traído el Niños Jesús. Por aquí todavía no existía Papá Noel.

En estos días, en un centro comercial de Quito, encontré el árbol de navidad seco, blanco, adornado de enormes bombillos dorados y guirnaldas. No era la rama de mi niñez. El árbol estaba ahí, nuevamente. Desapareció por décadas y le sustituyeron por pinos naturales y artificiales.

Desde esos tiempos me preguntaba qué historia tenía el árbol de navidad. Ahora les cuento.

Existen varias teorías sobre el origen del árbol de Navidad. La más aceptada defiende que procede de los celtas de Europa Central. Utilizaban árboles de abeto para representar a los dioses. Coincidía con la fecha de la Navidad cristiana, adornaban los abetos para celebrar el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad. Tenía el nombre de Idrasil (Árbol del Universo), creían que en su copa se hallaba el cielo y en las raíces el infierno.

La historia del árbol actual viene desde los años 680 y 754, la leyenda cuenta que San Bonifacio, uno de los principales evangelizadores de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz la tradición celta. Entonces decidió apropiar el árbol con un significado cristiano. Cortó con un hacha un roble que representaba al dios Odín, y en su lugar plantó un pino, símbolo del amor de Dios. Lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo. El abeto, el naranjo, el roble y el pino son árboles mágicos donde habitaban los genios.

Con la evangelización de esos pueblos, los cristianos acogieron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo en todo el planeta. Se cree que el primer árbol de Navidad, como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605. Desde ese siglo, el árbol de navidad simboliza alegría, la luz y la vida con el nacimiento de un niño que transformó la historia de la humanidad.